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Cuba, a 65 años del asalto al Moncada

IMPULSO/Agencia SUN

Costa Rica

“Desafortunadamente”, lamentó un animador del Habana Café, centro nocturno de la capital cubana, “este señor ya no es presidente de Estados Unidos”. De inmediato, invitó al público a observar una enorme pantalla en la que aparecieron fotografías de artistas cubanos con Barack Obama, en marzo de 2016, durante la histórica visita que el entonces mandatario estadounidense realizó a Cuba.

“Y aquí seguimos”, dijo, resignado, al rememorar la cita de Obama con músicos, cantantes, bailarines y cómicos en La Habana en días sin precedentes para ambos países con vínculos arrastrados por la turbulencia de 1959 a 2014 y cuya desconfianza recíproca volvió a predominar en los últimos 18 meses.

Tras el ascenso de Donald Trump a la presidencia de EU, en enero de 2017, los lazos retrocedieron luego de que, a partir de diciembre de 2014, transitaron por el deshielo, con Obama en la Casa Blanca y Raúl Castro en el Palacio de la Revolución, en una maniobra sin antecedentes desde el triunfo revolucionario de 1959.

En conflicto con EU, Cuba celebrará este jueves el “Día de la Rebeldía Nacional”, el 65 aniversario del asalto que rebeldes dirigidos por Fidel Castro lanzaron el 26 de julio de 1953 contra los cuarteles Guillermo Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, en el oriente de la isla, en una conmemoración con característica similar a la que marcó la mayoría de festejos desde 1959: la frialdad entre Washington y La Habana.

El ataque falló y Castro y sus hombres cayeron presos, sufrieron bajas mortales y fueron condenados a prisión y en 1955 se les indultó.

Castro viajó a México y preparó una guerra de guerrillas que desplegó a finales de 1956 contra la dictadura de Fulgencio Batista (instalada en 1952) y llevó al triunfo del 1 de enero de 1959, con la toma definitiva del Moncada y con los líos con EU como factor presente después de casi 60 años.

Embargo. Rotos en 1961, los nexos diplomáticos fueron restablecidos en 2015, aunque EU mantuvo casi intacto el nervio central de su ligamen con La Habana: el embargo, primero parcial desde 1960 y luego total a partir de 1962, que impuso a Cuba por nacionalizar empresas estadounidenses y por alinearse con el entonces campo socialista comandado por la ya desaparecida Unión Soviética.

Vigentes las sanciones de EU, un nuevo choque llegó con Trump. En septiembre de 2017, el mandatario retiró gran parte del personal de EU en la isla al denunciar un ataque acústico que dañó la salud de diplomáticos estadounidenses en La Habana.

En un retorno a las prácticas de épocas de mayor tensión bilateral, EU expulsó en octubre por esos hechos a diplomáticos cubanos acreditados en Washington. EU apeló a “las excusas de los supuestos ataques, sin basamento científico” para retirar a sus funcionarios y paralizar los servicios consulares, lo que “afecta a cientos de miles de personas a uno y otro lado del Estrecho de la Florida”, reprochó Cubadebate, diario digital de la revolución cubana.

Citando a “fuentes” de la cancillería cubana, el diario informó el pasado martes que Cuba reiteró que EU está “manipulando políticamente y de forma irresponsable” el asunto de “los supuestos incidentes de salud” de sus diplomáticos.

“El Departamento de Estado se ha comportado con falta de transparencia y cooperación, a pesar de los insistentes reclamos de parte de Cuba de buscar una respuesta de forma cooperada y de conjunto, ante los reportes que el Departamento de Estado dice haber recibido de sus diplomáticos, pero respecto a los cuales no ha mostrado la más mínima evidencia”, agregó.

Constitución. Para los cubanos es normal recordar los sucesos de 1953 en situación de crisis con EU. Pero al festejo de este año, el segundo posterior a la muerte de Castro en 2016, se le añadió un factor crucial: un cambio constitucional.

La revolución divulgó a finales de la semana anterior las piezas para derogar la actual Constitución (de 1976), emitir una nueva sin la palabra comunismo y aceptar la propiedad privada y el matrimonio entre personas del mismo sexo, entre otras reformas.

Aunque persistirá el régimen del Partido Comunista de Cuba (PCC) como único legal, rector de la sociedad y gobernante, se variará el aparato gubernamental y estatal. El proyecto será sometido este año a debate popular y luego a referéndum.

“Si alguien hubiera tenido la audacia de sugerir la anulación del término comunismo en cualquiera de los congresos del partido presididos por Fidel Castro habría sido acusado al menos de revisionista y probablemente de traidor”, escribió el disidente cubano Reynaldo Escobar en el diario digital 14ymedio, que opera en la ilegalidad en Cuba.

“Aún hoy debe suponerse que a muchos viejos militantes les cueste trabajo aceptar esta supresión y se estén preguntando a estas alturas cómo es posible que el camino socialista sea ‘irrevocable’ pero el punto final del viaje, el destino obligado de esa ruta, quede sin mencionar”, alegó.

Por eso, en el panorama cubano ahora emergió el debate sobre el impacto de la ausencia de Castro, aparte de la de Obama que lamentó el animador del centro nocturno habanero.

La rebelión contra Fulgencio Batista

La noche del 26 de julio de 1953, Fidel Castro, entonces de 26 años, dirigió un ataque contra el cuartel Guillermo Moncada, uno de los más importantes de Cuba.

Los rebeldes fracasaron; muchos murieron y 61 fueron detenidos y torturados por los soldados del dictador Fulgencio Batista.

En octubre de ese año, los atacantes enfrentaron un juicio en el que fueron condenados a 15 años de prisión, pero en 1955 Batista los indultó.

En el juicio, Fidel usó una frase que se volvió histórica: “Condenadme, no importa. La Historia me absolverá”. El ataque se considera el inicio de la gesta revolucionaria.

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