IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad De México
Tracy Austin entró al mundo de las atajadas cuando era una adolescente y jugaba cascaritas con amigos en un pueblo de Nayarit
Dos décadas después lo hace en una cancha profesional, defendiendo la portería del Necaxa en la Liga MX Femenil, en la que hizo historia al ser la futbolista de mayor edad, con 38 años.
“Era un sueño que tenía desde que cumplí 20 años. Era una espinita que quería quitarme, jugar a nivel profesional, y gracias a Dios se me cumplió”, celebra la arquera, quien es una prueba de que el talento y los anhelos no tienen fecha de caducidad.
A ella le tardó media vida y muchos sinsabores cumplir su meta. Un colibrí que lleva tatuado en su pie —guardián de sueños—, así como un Ave Fénix con un balón como agradecimiento por volver al futbol luego de 10 años sin jugar, dan cuenta de ello.
“Cuando inició la Liga no participé porque tenía deudas. Estaba tratando de liquidarlas. El pago no es muy elevado para las jugadoras y uno tiene que sacrificar unas cosas por otras”, cuenta la guardameta nacida en Jalisco, hija de madre mexicana y padre inglés nacionalizado estadounidense.
Es Licenciada en Cultura Física y Deporte por la UdeG, pero “ahorita sólo me enfoco en el futbol. No tengo otro trabajo. Mis amistades me ayudan económicamente, me prestan dinero y se los voy pagando. Por eso no gasto mucho”.
Tracy se declara afortunada. De las 494 jugadoras registradas en el Apertura 2018 del torneo femenino, es la única con casi 40 años en una competencia en la que la mayoría tiene entre 19 y 22 años.
Por regla, los clubes sólo pueden contar con cuatro elementos mayores de 23 años y sólo dos de ellas pueden ver acción en el césped.
“Estoy en desacuerdo con eso. Tantos años anhelando que surgiera la Liga, uno se emociona y ponen el límite de edad. Es triste. Tenemos talento y habría más espectáculo si quitan esa regla. En la cancha deben estar las mejores, sin importar la edad”, aboga.
SU HISTORIA. Tracy Austin acudió a las visorías del Necaxa y fue elegida por el cuerpo técnico que encabeza la estratega Fabiola Vargas, a quien conoció cuando fueron seleccionadas nacionales.
“A Fabiola la conocí cuando fui seleccionada para un Mundial (1999) y para los Panamericanos (de Winnipeg). Al final no participé porque preferí no arriesgar mis estudios y porque mi mamá es madre soltera e iba a ser todo más difícil para ella si me iba”.
Después se alejó del futbol 10 años. “Me fui a San Diego a trabajar. Hace cuatro años regresé a Tijuana y busqué un lugar para jugar: la Liga Romero Manzo”.
De la mano de un entrenador de boxeadores recuperó su fortaleza física y con los consejos de Antonio Santilán, exjugador de Chivas, pulió su técnica bajo los tres palos. Así construyó su sueño hasta llegar a la titularidad con el Necaxa.
“Lo que puedo decirle a las demás es que sigan siendo tercas, el que persevera alcanza. Gracias al club que creyó en mí y se la jugó con una mayor en la portería”.
