Julio 16, 2024
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Cuentos para presidentes

IMPULSO/Rodrigo Sandoval Almazán
Desaparecidos

Había un vez un hermoso país en un mundo muy, muy lejano, la gente que llegaba a ese lugar era feliz, se decía que eran pobres porque, comparados con los otros países, les faltaban muchas cosas por desarrollar, tanto en su infraestructura, como en la forma de administrar su riqueza, pero aun así eran felices.

Un día, llegó un ser de otro planeta a estudiar este país, se quedó décadas para entender por qué no avanzaba este lugar tan extraordinario en riqueza y con gente laboriosa, brillante y de un ánimo impresionante. He aquí un extracto de su reporte explicado a sus jefes:

“He tratado de entender qué es lo que pasa en ese país y he llegado a la conclusión de que su gran problema es la política. Sí, la distribución del poder es desigual en todos los sentidos: los poderosos tienen más y más poder y sus subordinados tienen cada vez menos poder”.

Se preguntarán cómo sucede esto, pues es muy fácil, los poderosos han organizado un sistema casi infalible para mantenerse en el poder y aumentarlo. Miren, todo comienza con esos grupos que llaman partidos políticos, allí meten a todos lo que aspiran a tener poder, los miman, los controlan con pequeños puestos y les dan dinero. Luego, estos grupos van a la sociedad y convencen a otros grupos de personas, les dan pequeños puestos y también les dan un poco dinero.

Tanto el dinero como los puestos los hace dependientes de los partidos, el quitarles ambas cosas sería casi ahogarlos porque son muy pobres.

Después, los partidos políticos toman las posiciones políticas en las que han dividido su gobierno: un presidente o Poder Ejecutivo; una asamblea o Poder Legislativo y un encargado de distribuir la justicia, el llamado Poder Judicial. Los partidos se apropian de todo ello. Sí, lo hacen su patrimonio. Lo heredan a sus familias, hijos, sobrinos y nietos, que se reparten en ese poder.

Pero lo más interesante es que una vez que se adueñan de esas posiciones de poder simulan como que gobiernan. Hacen algunos proyectos para que la gente crea que trabajan en su beneficio, pero lo único que hicieron es redistribuirse la riqueza entre ellos. Lo importante es el grado de engaño con que tienen controlada a su sociedad. Les creen todo. Sobre todo por que dominan toda comunicación, usan la tecnología para controlar cualquier idea que fluya por su sociedad.

Bueno, pero eso no es todo. Los partidos políticos se alternan el poder. Para enfatizar la simulación, negocian el poder y organizan un bonito juego que se llama elecciones, donde supuestamente todos compiten, se gastan mucho dinero y recursos, pero al final solo intercambian puestos. Unos ocupan los puestos del presidente, la asamblea y el que distribuye la justicia y otro partido queda fuera.

Pero no importa por qué, pasado un tiempo, le llaman sexenio a seis años terrestres regresan a esas posiciones.
Así de simple. Mientras los ciudadanos no pueden avanzar, los poderosos buscan con inteligencia cómo aumentar y perpetuar su poder basándose en la mentira, el engaño o la simulación de las elecciones.

Uno de los que escuchaba el reporte se atrevió a preguntar: “¿Cuánto tiempo llevan así?

Nuestro extraterrestre investigador le responde: “Llevan siglos y no se han dado cuenta. No han querido cambiar el sistema y por eso siguen sumidos en esa miseria, en esa cárcel”.

Otro de los encargados pregunta: ¿Qué tendría que suceder para que estos terrestres dejaran de vivir así? ¿Podríamos ayudarlos en algo?

La audiencia guardó silencio.

“Lo mejor es dejarlos así, señor, más bien, deberíamos traer a algunos especímenes para que nos ayuden a gobernar nuestro planeta. ¿No cree usted?”

Y por eso, desde entonces se habla de que los extraterrestres se llevan a unos cuantos mexicanos al año, al menos eso explicaría tantos desaparecidos en nuestro país. ¿No cree usted?

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