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IMPULSO/Alberto Aziz Nassif

El tribunal y la trampa

Para ser candidato a un puesto de elección popular, hoy en día hay dos caminos, mediante el registro de un partido o de una coalición de partidos políticos o con una candidatura independiente que necesita obtener un número determinado de firmas de apoyo. Sin embargo, se ha inaugurado una nueva modalidad, con una sentencia tramposa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

Además de las reglas formales, en 2018, los partidos y coaliciones que llegaron a la boleta del 2018 no fueron un ejemplo de democracia. Los tres candidatos fueron seleccionados por pequeñas élites. En el caso del PRI, se hizo un destape de Meade, como sucedía en los viejos tiempos, Peña Nieto decidió al candidato, después de quitar los candados para que un no-militante pudiera portar los colores del tricolor. Anaya hizo una larga negociación para formar un frente con el PRD y MC. Fue una decisión que no se jugó mediante una elección interna, como sí sucedió en el panismo en 2006 y en 2012. A los otros aspirantes blanquiazules se les convenció de apoyar al “joven maravilla”, y su contrincante más fuerte, Margarita, cuando vio que no habría una competencia interna, decidió romper para irse por la vía independiente. Con elecciones primarias quizá el resultado en el PRI y el PAN hubiera sido distinto. En el caso de López Obrador (AMLO) fue una candidatura que llegó porque siempre fue obvio que así sería —sin competencia— por ser el líder indiscutible de un movimiento y de un nuevo partido, Morena. En cualquier caso, si se hubiera dado una elección interna, de todas maneras hubiera ganado el peje.

En la ruta de los independientes los que no hicieron trampa, como Marichuy, simplemente no llegaron a la boleta; ella no logró conseguir las 866,593 firmas distribuidas en 17 estados del país. Pero sus apoyos fueron legales. Los que sí lograron las firmas necesarias, Margarita, Ríos Piter y El Bronco, lo hicieron con trampas y simulaciones. De acuerdo con la autoridad electoral, el Instituto Nacional Electoral (INE), sólo Zavala cumplió, a pesar de que tuvo 327,456 inconsistencias. Ríos Piter tuvo 414,959 inconsistencias y no completó las firmas, y el gobernador con licencia de Nuevo León tuvo 508,453 inconsistencias y tampoco le alcanzó, hasta que el TEPJF lo rescató mediante una trampa.

Inicialmente, el INE sólo registró la candidatura de Margarita y quedaron cuatro aspirantes en la boleta presidencial. Pero, de pronto, en decisión dividida (4-3) de la sala superior del TEPJF, se fabricó un truco, se torcieron las reglas y con una presunción, una hipótesis, sobre las firmas de El Bronco se ordenó meterlo a la boleta. Se argumentó que no se le había respetado su derecho de audiencia, cuando tuvo 12 audiencias. A los magistrados no les importó que El Bronco no tuviera las firmas legales.

Esa decisión trucada recibió una crítica general. Fue como un abucheo al final de un partido de futbol en donde el árbitro inventa un penal, todos saben que es falso, pero se cambia el marcador. De esos cuatro magistrados, tres son cuota del PRI (Felipe Fuentes, José Luis Vargas y Mónica Soto) y uno del PRD (Indalfer Infante), lo cual es un dato importante para entender lo que hicieron.