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Recopila INAH cosmovisión de chontales de Tabasco en álbum musical

IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
Con el objeto de recuperar la música de los tamborileros de Tucta, en Tabasco, el Instituto de Antropología e Historia (INAH) dedica su número 67 de la Colección Testimonio Musical de México a la cosmovisión de los yoko t´an o chontales de Tabasco, a través de 14 grabaciones de su expresión sonora.
“Resonancias y vientos ancestrales. Aj jats´jobeno tä t´säk t´sit” es el libro-disco que lanza el Instituto y que forma parte de la investigación del antropólogo Manuel Alejandro López Jiménez, quien explica que la música con tambor de doble parche y flauta de carrizo, es característica de rituales religiosos en diversas localidades, en el caso de Tucta, Tabasco, los músicos conocidos como tamborileros cuentan con un repertorio que incluye temas más festivos y no sólo el religioso y el secular.
El antropólogo aclaró que, como parte de su tesis de titulación, en un inicio el interés de su investigación era estudiar las bandas de viento del zapateado tabasqueño que observó en la playa de Agua Dulce, Veracruz, poblado de su niñez, que se ubica en la frontera con Tabasco.
Los tamborileros de Tucta, volumen número 67 de la Colección Testimonio Musical de México ejemplifica la práctica de la tradición musical como un fenómeno social que vincula todos los aspectos de la sociedad y cultura de los yoko t´an o chontales. Editado por el INAH, a través de su fonoteca, el álbum incluye 14 piezas entre zapateados, sones, arritmias, valseados, cumbias y danzas, nos cuenta con vivacidad de la vigencia de esta tradición sonora cuyos posibles orígenes se remontan a la Colonia.
Al ritmo de sones y danzas interpretados por un pito o flauta de carrizo y dos tambores bimembranófonos (con dos parches cada uno), un grupo de cuatro o cinco personas, ataviadas con ropa normal y una máscara de Viejo, bailan cíclicamente alrededor de una vela que representa al dios presente. Esta música está asociada al campo y a los animales, pero principalmente a un ritual importante llamado Ak ot tuba noxib o el Baila Viejo, con el que los yoko t´an le rinden homenaje al Señor, personaje de su cosmovisión, que según sus tradiciones, llegó a sus tierras y les enseñó a cultivar, señaló el Instituto mediante un comunicado de prensa.
López Jiménez expuso que desde la perspectiva antropológica lo que hace importante a esta práctica musical es su cosmovisión, sus ritualidades, sus dinámicas sociales, siendo una música muy rica que puede mostrar cómo viven sus ejecutantes: “En la nave de la iglesia veneran a quien les enseñó la agricultura a través del baile. La ceremonia inicia con una pieza llamada La guerra, que alude a un principio y a un final del rito. En este ritual sólo se tocan sones y danzas, ya que otros géneros sería faltarle el respeto al Señor y, en parte a Santiago Apóstol. Una vez concluida la ceremonia, en el exterior del recinto se pueden interpretar piezas como cumbias o valseados, incluso zapateados”.
El fonograma “Resonancias y vientos ancestrales. Aj jats´jobeno tä t´säk t´sit. Los tamborileros de Tucta”, puede adquirirse en las tiendas de los museos del INAH y en las librerías Educal.

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