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Polonia
El presidente polaco, Andrzej Duda, anunció hoy que ratificará la ley que permite penar con cárcel el uso del término “campos de concentración polacos” o acusar al país de complicidad en el Holocausto, a pesar de las críticas de Israel. Duda también anunció que trasladará la norma al Tribunal Constitucional para que analice si su contenido vulnera la libertad de expresión, como han denunciado las autoridades israelíes, que creen que la ley dificultará la investigación de historiadores y la información publicada por medios de comunicación.
El presidente polaco recalcó que “no se puede hablar en ningún caso de una responsabilidad sistemática de Polonia en el Holocausto” y defendió la importancia de la norma para garantizar el “buen nombre” de sus compatriotas. “Polonia fue atacada y ocupada durante la II Guerra Mundial, por lo que está fuera de dudas que los polacos no fueron de ningún modo responsables del Holocausto”, insistió Duda, quien recordó que durante el conflicto murieron “seis millones de polacos, de ellos la mitad judíos”. “Durante la guerra hubo países que colaboraron con los nazis, que actuaron como sus marionetas, pero Polonia siempre luchó contra la ocupación alemana y su población nunca se rindió”, añadió.
La norma prevé multas y hasta tres años de cárcel por el uso del término “campos de concentración polacos” o la mención de crímenes efectuados por la “nación polaca” durante el Holocausto.
Los principales partidos de la oposición criticaron la decisión de Duda, que calificaron de “error diplomático”, y vaticinaron una “crisis diplomática” con Israel. El Gobierno, el Museo del Holocausto en Jerusalén y miembros de todo el arco político del Parlamento israelí han condenado la ley al considerar que intenta “desafiar la verdad histórica” y que puede difuminar la complicidad, directa o indirecta, de sectores de la sociedad polaca en los crímenes contra los judíos
Andrzej Duda aseguró que desea “de todo corazón” que Polonia e Israel mantengan buenas relaciones, y recordó la “historia común” que judíos y polacos han compartido durante siglos. EL PAÍS