IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad De México
Hacía tiempo que en Santa Úrsula faltaban las alegrías. La noche de este sábado llegó una: el triunfo del América 1-0 sobre el Atlas… Pero también se presentó la incertidumbre: el magro debut, por fin, de Jérémy Ménez, quien falló un mano a mano imperdonable.
Más gritado el gol de Bruno Valdez (30’), que la presentación del refuerzo bomba azulcrema. Las razones eran obvias: desde el 18 de octubre del año pasado que los emplumados no ganaban en el Estadio Azteca. Fueron cinco partidos de frustraciones que este sábado acabaron, gracias a un cabezazo imparable del zaguero paraguayo. El Ame llega a ocho puntos para estar en los puestos altos de la tabla de posiciones.
Ménez jugó desde el 66’. Su ingreso por Cecilio Domínguez generó aplausos, porras y, sobre todo, esperanza de que realmente sea el nuevo crack del americanismo. El europeo tocó el balón con cierta destreza, aunque en un sprint, la zaga de los Zorros lo desarmó con facilidad. Pudo estrenarse como goleador emplumado y desperdició su remate. Todavía no tiene el fondo físico para cargar con el peso ofensivo águila. Le falta para ser un ícono en Coapa y aunque parece temprano para evaluarlo, en América siempre hay prisa.
El Atlas empezó con una propuesta agradable. Dejó atrás cualquier timidez o sensación de temor. Por momentos, le quitó la pelota al América y se echó para adelante. Disparos de Alexi Gómez y de Ravel Morrison pusieron nerviosos a los americanistas.
La promesa de Rubén Omar Romano de hacer que el futbol rojinegro sea agradable tuvo sus primeros esbozos en la capital del país. América quedó sorprendido ante la propuesta del Atlas. Quiso aprovechar las bandas, por medio de Renato Ibarra y Domínguez, aunque repercutió en escasas llegadas. Había velocidad e imprecisión en los lances americanistas. Mucho ímpetu de Henry Martín, quien puso un disparo apenas a un lado. Miguel Herrera lucía desesperado en su zona técnica. Reclamó todas las decisiones arbitrales al juez asistente, José Luis Camargo, aunque las expresiones fueron más un síntoma de impotencia por lo que su equipo argumentó en la primera mitad.
Fue hasta un balón detenido —arma para abrir partidos y recuperar el aliento, cuando las ideas se encuentran marchitas—. Valdez se levantó en un tiro de esquina. Media hora tuvo que pasar para que despertara el Azteca con un cabezazo del zaguero paraguayo, que se fue potente al interior de la portería atlista.
Alivio para el “Piojo”. Su América, con pocas opciones previas, se adelantó en el marcador.
Para el complemento, la tónica resultó la misma y terminó con la victoria del América, la primera del año en casa, y la sensación de que Ménez dejó ir un debut de ensueño ante la gente que lo esperaba.