Octubre 9, 2024
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Entre Visionarios y Visionudos

IMPULSO/ Luis Ángel Sánchez

O todos coludos o todos rabones

El martes pasado, en su cierre de campaña, los candidatos del Partido Humanista en Toluca plantearon una propuesta concreta para los próximos comicios, no los de este siete de junio, sino para los que le sigan: “que no haya recursos públicos para los partidos políticos o que se le dé a todos  lo mismo”.

 

Salta a la vista la franqueza tan auténtica y hasta ingenua de los candidatos de dicho partido recién creado, que mencionaron las peripecias y el considerable esfuerzo de una campaña sin dinero, en tanto que –según señalaron-, de los dos millones 900 mil pesos que recibieron para las 170 fórmulas de candidatos de ese partido en suelo mexiquense, el promedio de dinero con que contó cada una fue de 17 mil 900 para todo el periodo de su campaña político electoral, lo que llama poderosamente la atención si se considera la distancia de cifras utilizadas por los principales partidos (PRI, PAN y PRD) aunque fuera únicamente en tiempos de campañas político electorales.

Ante ello, si bien queda clara la veracidad de aquella frase atribuida al profesor Carlos Hank González que dice lapidariamente “político pobre, pobre político”, también se antoja considerable -interesante por decir lo menos- pensar qué ocurriría si se le retiraran los factores de riqueza y exceso a quienes aspiran a cargos públicos, ya administrativos, ya de elección popular, que tanto lucen aquello de “hago política por mi vocación de servir a la gente”.

Bien cabe plantear el cuestionamiento, amable lector, meramente como un elemento de juicio: ¿de verdad habría tantos adeptos a la vocación de servicio a la sociedad, a la “gente”, y tantos personajes de Estado tan interesados en lo mejor para el presente y el futuro de nuestro país si no conllevara la política y el servicio público en general la abundancia material y de poder?

Ahora bien, buscando no caer en la ociosidad mental y la elucubración sin rumbo, tan dañina y, sin embargo, tan común en los ámbitos brillantes del pensamiento, es de destacar que la jugosa recompensa que los sistemas de gobierno dan a los hombres de Estado, que se podrían definir como aquellos que dedican su vida al beneficio de su país, especialmente mediante el servicio público, se debe a que con ello se disminuye la posibilidad de resultar sobornables por los “malosos” que nunca faltan. No obstante, si algo ha demostrado la historia de la humanidad es lo cierto que resulta aquello que dijo un personaje de la Revolución mexicana: “Pocos generales aguantan cañonazos de cincuenta mil pesos”.

Comentarios y aportaciones a luisangelsr_33ayahoo.com.mx

 
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