IMPULSO/Elisa Alanís
Cuando una relación de plano ya no funciona, la separación podría ser lo más sano, ese replanteamiento debería llevar a nuevos encuentros virtuosos, pero… la vida es cruel, en México, las fracturas dentro de los partidos no siempre conducen a una reconstrucción lógica.
El dinero y el poder que se obtienen con algún triunfo electoral hacen del botín un imán de codicia que atrae perfiles disímbolos. La anidad ideológica, por ejemplo, no importa. Las mieles de la victoria bien valen desencuentros a la hora de implementar políticas públicas o resolver las diferencias con intercambios.
Este 2018 será ejemplo de las uniones más estrambóticas, el ex presidente Vicente Fox, quién llegó a Los Pinos con el lema de sacar al PRI, el de la alternancia y las grandes expectativas, ahora es ferviente defensor del Revolucionario Institucional, Peña y Meade.
El partido de derecha, PAN, se unió con el de izquierda, PRD. Sumaron también al movimiento que se dice ciudadano, repleto de políticos. Eso sí, los ex dirigentes de Acción Nacional y de la Revolución Democrática tienen en común inmuebles millonarios en Estados Unidos y sendas aspiraciones a candidaturas por el Frente.
La otra derecha, la calderonista, anda más priista que nunca, apoya a Pepe Toño y le apuesta a pulverizar el voto opositor con la panista sin partido, Margarita Zavala. Y quien se supone representa a la izquierda, Morena, hizo alianza con la extrema derecha confesional del PES, aquel Partido Encuentro Social que está en contra de los derechos humanos, del matrimonio igualitario, a favor de las posturas ultras sobre “la” familia y la moral, ah, y dicen que su santo creador es hidalguense y habita en Gobernación.
Como leí en un tuit de Carlos Bravo: No somos un país, somos un manicomio. Así que vamos ahorrando para la terapia poselectoral.
Razones y pasiones: En la delegación Coyoacán hay golpeadores contratados para reventar actos de Morena.
“No permitiré que Claudia Sheinbaum me quiera acusar siempre de violento”, declaró ayer el perredista, asambleísta y ex delegado de esa entidad, Mauricio Toledo. Es “el jefazo” en Coyoacán, me comentó un servidor público mancerista sobre el señalado Toledo. Lo cierto es que el grupo de choque ha violentado a periodistas y ciudadanos.
En diciembre, los reporteros Jorge Chaparro y Pablo Conde, de Efekto, fueron heridos. Este 3 de enero, Ángel Bolaños, de La Jornada.
Por su parte, Paloma Ruiz escribió esta semana en su cuenta de Twitter: “Yo no fui a ningún mitin ni soy de ningún partido, fui agredida por golpeadores del #PRD el 15 de diciembre en #Coyoacán en el Festival de la Delegación. Hoy veo en redes los mismos rostros de los agresores”.
Ella presentó denuncia ante el MP. La existencia de delincuentes a sueldo es grave. Y gravísimo que formen parte de la autoridad encargada de velar por la convivencia y seguridad. La procuraduría capitalina debe investigar y dar con los responsables materiales e intelectuales. Twitter: @elisaalanis, Facebook: Elisa-Alanís-Zurutuza