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Lo que debes saber del vino francés

IMPULSO/Edición WEP

Ciudad de México

Francia es sinónimo de grandes vinos. Historia, tradición productiva, diversidad de cepas, suelos y savoir faire se conjuntan en territorio galo para dar vida a uno de los compendios vínicos más fascinantes del planeta.

Es cierto, las etiquetas más exclusivas y codiciadas, esas que se reservan para los grandes conocedores, emergen cada año de este polo productivo. Sin embargo, Francia también ofrece posibilidades para disfrutar en el día a día, vinos con excelente expresión, mucho más accesibles en aroma, sabor, precio.

“Francia lo tiene todo. Es, literalmente, un micro universo vitivinícola en el que todo lo que se respira tiene que ver con fermentados de uva. Esta diversidad de estilos, cepas y métodos de elaboración es la que hace a Francia tan atractiva.

Blancos, rosados, tintos, espumosos, fortificados…No importa qué quieras probar, siempre habrá una opción”, señala el sommelier Manuel Negrete, docente de la Asociación de Sommeliers Mexicanos.

“Si se buscan vinos con gran expresión, a precio accesible, el sur de Francia es la opción. Pays d’Oc (Languedoc-Roussillon), por ejemplo, zona cálida en la costa mediterránea, ofrece etiquetas bien expresivas y naturalmente más fragantes; son caldos muy bien hechos y que al mercado mexicano llegan por menos de 250 pesos,” explica el experto.

Burdeos, Borgoña, Alsacia, el valle del Ródano, Beaujolais e, incluso, la región de Champagne poseen ejemplares para todo gusto y bolsillo.

“Cada región tiene una ambivalencia interesantísima. En Burdeos y Borgoña, por ejemplo, uno puede hallar blancos y tintos de altísimo nivel, bien potentes y elegantes, deseados por todo el mundo; también, etiquetas de buen precio, fáciles de entender, con un estilo más cercano a las tendencias del mercado actual. Por su parte, en el tema de rosados, el sur del Ródano ofrece grandes opciones, especialmente si se trata de los suaves ejemplares de Provence.

Para descubrir el lado más amable de Francia, Manuel Negrete recomienda apuntar hacia Burdeos, Borgoña, Alsacia, Beaujolais y Champagne, principalmente. “En todos estos polos productivos se pueden encontrar etiquetas sencillas, fáciles de entender desde la etiqueta y, principalmente, de inmejorable relación precio-calidad. Por diversidad tenemos que iniciar en Burdeos, donde tenemos blancos, tintos, rosados, espumosos, vinos de postre… ¡Mucho de todo!

Al mismo nivel está Borgoña, con sus borgoñas genéricos de Pinot Noir y Chardonnay”, afirma el sommelier y, añade, “un poquito más al sur tenemos a los Beaujolais Nouveau, con sus vinos jóvenes de color rojo rubí, con destellos violáceos, extremadamente ligeros y súper frutales”.

En cuestión de blancos, Alsacia es el referente por excelencia. Esta región, ubicada al noreste de Francia, en la frontera con Alemania, produce algunos de los más sorprendentes monovarietales de Riesling y Gewurztraminer.

“Es un universo de impresionantes vinos blancos, tanto secos como dulces, caracterizados por su acidez, densidad y persistencia en boca. Los Gewurztraminer que llegan a México suelen ser cítricos, con notas de frutas tropicales y un ligero componente floral, perfectos para acompañar, por ejemplo, un ate con queso, una capirotada o buñuelos.

Por último, Champagne, cuyas burbujas han llegado a todos los rincones del mundo. Sí, son vinos costosos debido a su proceso productivo, pero también toda una garantía de calidad para quienes deciden beberlos. Para maridar: ensaladas de frutas, tarta de limón con crema batida y hasta tostadas de tinga de pollo”, apunta finalmente el experto, confirmando, así, la versatilidad y gran rango de expresión vinícola del país galo. Fuente: Agencia SUN

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