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Renace el amor de fotonovela

IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad De México
“Los labios ardientes de los jóvenes esposos se unieron llenos de pasión y de ilusiones”, así (después de 16 páginas de mucho drama), se sellaba el romance de los protagonistas, que hacían sus mejores expresiones para que las fotografías transmitieran la emoción de los diálogos escritos. Era la fórmula de las fotonovelas, que gozaron de gran popularidad en México entre los años 60 y 80.Si algo caracterizaba a estas publicaciones era el lenguaje que empleaban y las historias de amor que contaban. El actor Juan Antonio Edwards, quien apareció en más de 300 fotonovelas, lo recuerda así en entrevista con EL UNIVERSAL:
“Todavía había mucha dulzura, un poco de ser naive –ingenuo-, de ser hasta cursi y creo que cuando se le quita lo cursi te vuelves demasiado práctico, ya no hay cariño”.
Desde los títulos de las historias se notaba ese romanticismo al que hace referencia Edwards. “En la soledad contigo”, “Tus labios de sangre”, “El vino de la pasión”, “Cicatrices en el alma”, “Sed de cariño”.
Y qué decir del contenido, también reflejo de la sociedad de la época. “No quiero ser yo quien manche la promesa que hice un día al pie del altar”, decía el diálogo de una historia de los años 60 en la que la protagonista era una mujer casada que sufría por la indiferencia de su marido.

“Nada me hará cambiar hacia ti. Mi amor está por encima de todas las barreras que la gente quiera ponernos”, se leía en otra historia. Ya en los años 70 se reflejó el mayor ingreso de las mujeres al mundo laboral y, sin dejar de lado el romance, para los años 80 varias historias dieron un giro hacia un corte más juvenil.

De periodicidad semanal, algunos de los títulos más famosos fueron “Cita”, “Cita… de lujo”, “Fiesta”, “Linda”, “Rutas de pasión”, “Novelas de amor”, “Capricho”, “Ternura”, “Chicas” y “Soñadora”.
Por sus páginas desfilaron los rostros de quienes serían luego figuras de la televisión y el cine. Jorge Rivero, Jacqueline Andere, Julissa, Pepe Alonso, Rogelio Guerra, Ana Martín, Salvador Pineda,
Victoria Ruffo, Julieta Rossen y una larga lista de actrices y actores encontraron en ese medio una manera darse a conocer, de estar vigentes y, además, de obtener una buena fuente de ingresos.
Edwards explicó que para realizar una fotonovela normalmente trabajaban con su propia ropa y después de revisar la historia y los diálogos, les explicaban la escena. “Entonces tenías que poner cara de ‘tú me estás engañando’ o ‘te amo’ o venía al final el beso, ‘en el momento en que sus labios se acercaron el clima cambió, todo desapareció a su alrededor y cuando fundieron sus labios en un largo beso toda duda quedó aclarada’”.
Pasión por las fotonovelas.
“Hubo una gama enorme de emociones que se han transmitido a través de las páginas de las fotonovelas”, comentó Edwards, aunque —parece— el romance murió al mismo tiempo que dejaron de publicarse las telenovelas, en los años 90.
Las editoriales informaron que la decisión se tomó por el alto costo del papel. Hubo esfuerzos por adaptar historias que triunfaron en la televisión, como “Corazón salvaje”, pero no tuvieron el mismo impacto.
Edwards tiene un proyecto para revivir el género, aunque en un formato digital. “Me junté con varios escritores, y actores para hacerlas por medio de un e-book. Sólo es homenaje para las fotonovelas, en el momento en que los vendes por Internet no tienen el mismo impacto, pero creo que es importante recordar esos momentos. Vamos a crear nostalgia”.

La pasión que el actor refleja al hablar de esas publicaciones es la misma que llevó a Alejandro Luna a crear hace tres años la página de Facebook “Fotonovelas de México”, luego de que un amigo se lo propusiera.

“¿A quién le van a interesar mis revistas viejas?”, se preguntó pero lo que empezó sólo para compartir entre amigos, ahora tiene ya más de 3 mil seguidores.
Inició su colección desde que estaba en la primaria. “Las conocí en un viaje en el camión, cuando se subieron a vender fotonovelas, las empecé a leer porque desde pequeño he tenido mucha afición a las telenovelas y las comparaba. Se me hacía interesante ver las fotos”.

Para Luna, el encanto de la fotonovela es que “todo giraba en torno al amor. Era una historia plasmada en una hoja.
También había de misterio, de suspenso, de terror, de policías y vaqueros, sé que hubo una fotonovela que la protagonizaba Capulina, había fotonovelas del Santo, hace mucho existía “Casos de alarma”, los casos más famosos los plasmaban en una fotonovela, pero eran más de violencia”.
Aunque sus padres desecharon esos ejemplares que compró de niño, ya de adulto volvió a coleccionarlos. Hasta la fecha tiene mil 780 fotonovelas, que abarcan desde los años 62-63 hasta 1992.

“Eran un trampolín muy popular para la televisión, tuvieron mucho éxito en los años 60 y 70, decían que eran populares porque sí podían llegar a todo el país, cosa que no lograban por ejemplo el cine o la televisión”, comentó sobre la trascendencia de estas publicaciones. “Tú nada más estabas esperando que llegara el lunes o martes para comprarla”.
En su página de Facebook la gente comparte recuerdos de esas historias y le solicitan la publicación de algunas más, tal vez sea la muestra de que para algunos el romance no murió.
“Nunca hay que temer a enamorarse. El amor es el alimento del hombre. Nos nutre”, se dice en una de esas historias.

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