IMPULSO/ Raúl Rodríguez Cortés
“Patricia” y la prevención
Si se exageró o no la alerta por Patricia, es francamente irrelevante ante el hecho de que el huracán no provocó muertes, no obstante haber sido —según los expertos de México y Estados Unidos— un meteoro jamás registrado desde que se mide la velocidad de sus vientos y su potencial destructivo.
Para que un huracán sea categoría 5 debe tener vientos superiores a los 250 kilómetros por hora, y Patricia traía vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 400. Las imágenes captadas desde el espacio lo mostraban monstruoso y el Gobierno de Estados Unidos envió el clarísimo mensaje de que el golpe venía severo.
Acaso por eso, y sin demeritar el monitoreo hecho aquí con nuestros propios recursos, se “encendieron los focos” de alarma con oportunidad. El modelo de pronóstico sugería que el golpe iba contra la infraestructura turística de Puerto Vallarta, en Jalisco, y Bahía de Banderas, en Nayarit.
La alerta, repetida incansablemente a través de los medios de comunicación, causó gran alarma entre toda la población y hasta pánico entre las personas que viven en la zona del impacto del meteoro. Pero esa alarma sensibilizó a la población a atender las indicaciones de Protección Civil, desplegada con toda la fuerza del Estado 24 horas antes del previsto impacto que crecía en fuerza de una manera muy acelerada.
La prevención, sin duda, fue una de las razones por las que hoy no tenemos que lamentar pérdidas humanas arrancadas por el potente huracán. Otras, por supuesto, tienen que ver con la suerte y con las defensas que la naturaleza tiene contra los embates de ella misma. Porque Patricia se desvió finalmente hacia el Sur de Jalisco y aunque impactó zonas pobladas, se trata de comunidades rurales de pocos habitantes que, también gracias a la prevención, fueron oportunamente evacuados. Además, el fenómeno no se estacionó, como en ocasiones suele ocurrir, perdió fuerza tan rápido como la había adquirido y prácticamente se diluyó al chocar con el muro orográfico de la Sierra Madre Occidental. Dicen los malosos que a Patricia, apenas había entrado al país, le robaron cuatro categorías.
Tal es el contexto en medio del que el Gobierno de Peña Nieto actuó con oportunidad y eficacia. Ése es, por supuesto, su trabajo, pero en medio de tanta pifia, hay que reconocerlo e insistir: no hubo muertos, aunque sí importantes afectaciones materiales en casas, caminos, carreteras e infraestructura eléctrica que también ya se atiende.
Del tamaño de “Patricia” y sus efectos destructivos no había duda. Si se exageró la nota y se obtuvieron buenos resultados, qué bueno. Si se exageró para explotar el asunto en términos mediáticos, pues qué bueno también. Mal harían los que hacen política en no utilizar coyunturas de esa naturaleza para posicionarse frente a la población. No hubo muertos y eso es lo importante. Lo demás resulta irrelevante.
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