Noviembre 23, 2024
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!Que siempre no!

IMPULSO/
Mario Melgar Adalid

Maquiavelo acierta cuando dice que los principados se conquistan gracias a la suerte. Recuerda que los privados (como Trump) se convierten en príncipes “sólo gracias a la suerte, lo consiguen con poco esfuerzo, pero luego les cuesta mucho mantenerse”. Los hombres que sólo se sostienen sobre la voluntad de quienes les han concedido el poder, no saben ni pueden desempeñar el cargo. “No saben porque, a menos que se trate de hombres de gran ingenio y grandes capacidades, no es lógico que habiendo vivido siempre como privados, estén capacitados para estar en el mando; y no pueden porque no tienen fuerzas que los apoyen y les sean fieles”: mueren con la primera helada.
México y EE.UU. cumplen 195 años de relaciones diplomáticas. El intercambio incluye todo, hasta una guerra que costó a México la mitad del territorio. Actualmente, a pesar del odio de Trump a los mexicanos, los dos países se entienden. Con todo y Trump, existe amistad México-EE.UU.
Como ironía de la política, la pretensión de construir el muro que además paguen los mexicanos ha propiciado que la percepción de Estados Unidos sobre México sea la mejor desde 2001, cuando Bush y Fox tuvieron aquella cálida relación. Ésta duró hasta los sucesos del 11 de septiembre, en que México tardó en solidarizarse con Estados Unidos. La respuesta de Bush sobre la pusilanimidad mexicana, país al que consideró como un amigo de ocasión (fair-weather friend), ilustra la espina en el corazón estadounidense. La percepción de México fue decayendo hasta 45%, debido además a la guerra de Calderón y la violencia.
No obstante, la recuperación en la opinión estadounidense ha sido notable: según Gallup, 83% de los demócratas opina muy bien del país (11% más que en 2016). Para los republicanos la opinión favorable alcanzó 46%, mientras en 2016 fue casi igual (44%). En cuanto a los estadounidenses, sin referencia al partido al que pertenecen, dos tercera partes opinan bien de México.
Recién llegado a Austin, donde estudiaría una maestría y cuando la opinión sobre México era pésima, ocurrió el sismo de 1985. El terremoto ocurrió un jueves y el sábado por la tarde un juego de futbol americano del equipo de la Universidad de Texas. Con algunos compañeros mexicanos instalamos una mesa de acopio a la salida del pletórico estadio. La cantidad de víveres, ropa, enseres y ayuda en efectivo superó cualquier expectativa. Lo único de lamentar desde entonces fue la desconfianza generalizada de entregar las cosas al gobierno mexicano. Se decidió por la Cruz Roja. La gente fue a las tiendas a comprar las cosas para México, no a deshacerse de lo que les sobraba.

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