IMPULSO/ Ernesto Salayandía García
Si se puede vivir sin alcohol y sin drogas
Negado hasta las cachas, mi ansiedad creció y creció, llegué a meterme hasta 15 pases de cocaína en un solo día, entre más me metía, mas quería, por siete largos años, le oculté a mi mujer que usaba cocaína, hasta que un día, me llevó con un doctor a quien yo había entrevistado en la radio algunas veces y él quedó sorprendido con mis narraciones y delirios de persecución. ¿Usted, don Ernesto?
No doy crédito, me decía sorprendido cuando le platiqué que un par de intrusos entraban a mi casa y me dejaban mensajes diabólicos, escritos en la ropa, en la fruta, en las cajetillas de cigarros, en las suelas de los zapatos…… Y me pidió que orinara en un recipiente, y lo hice, al día siguiente, la muestra decía: Cocaína, cocaína, cocaína, cocina…
Una noche, derrotado hablé con mi suegro, en paz descanse y con mi esposa, les pedí ayuda, ya no podía más, lloré con los dos y mi suegro comprendió muchas cosas sobre mis actitudes y mis actos de mal juicio, posteriormente busqué ayuda en un centro de rehabilitación, me interné, pensé que iba a ser como una oceánica chiquita pero sin mar, no me gustó, ni las instalaciones, ni el trato, ni nada y cuando quise salirme, fue imposible, mi mujer se negó a dar la autorización y ahí me quedé tres meses internado, dos de ellos totalmente negado, no aceptaba la magnitud de mi enfermedad.
Nada es para siempre, nada, ni bueno, ni malo, hasta que un día, tuve un despertar espiritual en el área de ropería del anexo, yo escuchaba tanto a mis compañeros internos que decían.- El Jefe se manifestó.- Le bajé al Jefe.- El Jefe me lo mandó.- Hasta que un día, con fe, le hablé al Jefe y le dije.- Señor, hágase tu voluntad y no la mía, si tú quieres que me quede en este anexo, me voy a quedar y le voy a entrar.
Me levanté y sentí que había dejado mi enorme carga, me sentí totalmente liberado, después, se manifestó la tribuna y subí, hablé, hable de mí, de mi dolor, lloré, duré más de una hora haciendo catarsis y me acepté como un enfermo emocional, me acepté como drogadicto, neurótico, celoso empedernido, endeble, y desde ese momento, me liberé, a la fecha, cumplo en mayo 17 años limpio, libre de drogas. Hoy vivo las mieles que me prometieron los Alcohólicos anónimos y agradecido con Dios, satisfecho y honesto, puedo decir, que AA, salvó mi vida.
La preocupación de cómo no volver a tomar en la vida. Muchos jóvenes se cierran ante la visión de que el alcohol les ha dañado la vida, no visualizan todo el daño que les ha generado las sustancias y les preocupa, que ya no van a poder sustanciarse en la vida y terminan sus procesos, incluso van a las juntas de Alcohólicos Anónimos y aunque no lo externan, están negados, no aceptan que tienen la enfermedad del alcoholismo, guardan sus reservas y en la primera oportunidad se revientan, se hunden más y más en la compulsión y comienzan a tocar otros fondos y más consecuencias.
Después de unos meses, regresan severamente dañados, regresan con una ansiedad enorme, con demasiados problemas en sus casas, muchos con demandas legales, otros flacos, deprimidos, ojerosos y sin ilusiones, no aceptan que están perdidos ante los estragos de La Saliva del Diablo, por ello, recaen los recaídos, simplemente porque nunca se han levantado.- Yo vengo de ahí, fueron muchos años de incongruencia y de dolor, ahora, no cambio un segundo de esta vida que vivo el día de hoy, por la mejor borrachera que haya tenido.
Todos los días, la misma canción. Ernesto, ya no aguanto más, mi hijo está prendido de cristal, no come, no duerme, está drogándose todos los días. Ayúdame por favor. Ernesto, mi papá es un borracho, todos los días toma y golpea a mi mamá.
Ernesto, mi hija se anda prostituyendo con los traileros, apenas tiene 16 años, todo lo que gana en esa maldita actividad, se lo mete de drogas.- Diariamente recibo este tipo de mensajes, igual correos y WhatsApp, mi respuesta es la misma.
De cada diez llamadas y correos, solo una o dos personas acuden a la cita, lloran, cuentan sus historias, les hago sugerencias y los invito a que vengan.