IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Lilia Prado encontró en México el éxito que la dejó satisfecha y que fue suficiente para no abandonar el país en donde trabajó con figuras como Luis Buñuel y Pedro Infante.
La actriz, uno de los rostros más emblemáticos de la Época de Oro del cine mexicano, nació el 30 de marzo de 1928 en Sahuayo, Michoacán.
Desde temprano edad incursionó en el mundo de la farándula con papeles secundarios en cine, su debut lo hizo en 1947 con la cinta “La barca de oro” junto a Pedro Infante y René Cardona, también actuó en “Ángel o demonio” con María Antonieta Pons y en “Confidencias de un ruletero” al lado de Resortes en 1949.
Con el cineasta Luis Buñuel trabajó en tres cintas, “Subida al cielo” (1952), “Abismos de Pasión” (1953) y “La ilusión viaja en tranvía” (1953), considerada una de las mejores películas del cine mexicano.
Junto a Pedro Infante estelarizó filmes como “Las mujeres de mi general” (1950) y “El gavilán pollero” (1951), “Los gavilanes” (1954) y “La vida no vale nada” (1954).
Por la flojera de aprender inglés, Lilia Prado se dio el lujo de rechazar propuestas en Europa y Estados Unidos para trabajar en cine, según lo platicó en el 2000.
“No me arrepiento, pero la verdad me daba mucha flojera estudiar inglés para irme a trabajar. En Estados Unidos la MGM me ofreció un buen trabajo pero tenía que saber inglés y dije no, igual en Europa, ahí sí los dejé plantados en el aeropuerto porque nunca llegué”.
“Pero no puedo quejarme me fue muy bien en mi país y logré cosas materiales y espirituales muy gratificantes con mi carrera”, aseveró.
Y es que Prado fue considerada un sex symbol en su época, su peculiar forma de bailar y la manera de interpretar sus personajes en las historias de cine, son un referente de la época de oro.
Lilia comentó que a pesar de haber nacido en el seno de una familia muy “mocha” siempre pensó en ser artista.
“Como era chica no me dejaban entrar en este ambiente y un día decidí junto con mi prima que nos íbamos a fugar con un circo, pero olvidé esa idea porque al poco tiempo ella murió”.
Lilia Prado se mantuvo alejada del escándalo y llevó su vida personal con mucha discreción; se casó con el torero Gabriel España, pero el matrimonio duró muy poco tiempo.
“Nunca me ha gustado hablar de eso. Enamorada sólo estuve una vez y nada más, de hecho él murió hace poco y mencionó mi nombre, fue algo doloroso para mí pero primero era mi carrera. Después me casé pero lo hice por tonta, ahora comprendo que me echaron algo en la copa para que lo hiciera, pero no duré ni un mes a su lado, su nombre ni lo menciono porque lo que me hizo no tiene nombre”, confesó.
En el 2000 se le rindió un reconocimiento en la Cineteca Nacional, junto con “Resortes”; Prado murió en la Ciudad de México el 22 de marzo de 2006.