Diciembre 25, 2024
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¿Es mejor comprar un auto usado o un 0km?

IMPULSO/ Edición Web
México
¿Es mejor comprar un auto 0km que un usado? Este es un dilema que suele abordarnos a menudo a la hora de cambiar el que tenemos o de comprar el primero. Sin duda alguna, por el lado emocional el partido lo gana siempre el 0km, dado que es algo aspiracional, un símbolo de progreso, crecimiento económico. Pero con un auto usado se puede lograr lo mismo.

Por ejemplo, según el informe elaborado por www.yavende.com, el comprador de un 0km pierde -en promedio- el 30% del valor del auto: un 20% en el momento en que lo recibe de la concesionaria y un 10% a lo largo del primer año (gastos en patente y seguro).

Supongamos que cambiamos el olor a nuevo por un buen desodorante para autos y compramos un usado con uno o dos años de uso, la documentación controlada y un excelente estado de conservación -algo común en este tipo de vehículos-, podemos asegurar que produce casi el mismo efecto que la compra de un 0km, pero con un inversión considerablemente menor.

Los autos usados se desvalorizan de forma más lenta que los nuevos. Esto ocurre de mayor manera en los vehículos 0km durante los primeros tres años. Es decir, que si se compra un auto nuevo empezará a depreciarse al instante de adquirido, en cambio se compra uno usado, quizá mantenga el precio o la perdida será mucho menor.

Así, un auto 0km cuyo precio de lista más gastos es de $ 465.000 su valor pasa a ser de $ 368.000 el día que es entregado por la concesionaria al comprador y registra gastos iniciales y anuales por más de $ 95.000 entre traslado, patente y seguro. Mientras que, por ejemplo, un usado del año 2013 con las mismas características y con 40.000 kilómetros su valor es de $ 260.000 con gastos anuales que rondan los $ 52.000. Por lo tanto la pérdida real es de $ 140.000, 30% en el primer año de vida del auto, y a su vez, el monto se incrementa en autos de mayor valor y disminuye en los de baja gama.

El segmento de venta de autos usados es un mercado dominado -en más de un 70%- por intermediarios, que trabajan bajo un formato de agencias o personas que hacen de esta actividad su negocio central. Y el costo de participación -sumando el de quien vende como el de quien compra-, ronda el 25% del valor del auto. El 30% restante venden o compran en forma directa, pero deben hacerse del tiempo para buscar y concretar la operación, y también correr con los riesgos tanto jurídicos como económicos y muchas veces también mecánicos. El vehículo es, en gran porcentaje de las familias argentinas, el activo más importante. (DyN)

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