Enero 12, 2025
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IMPULSO/ Eliseo Lugo Plata

Ranero cumple un año

ORIENTE: La semana pasada, el Estado de México incrementó a ocho el número de sus pueblos mágicos, hecho que por un lado da gusto y por otro da tristeza.

 

El gusto es saber que nuestra entidad es tan hermosa como la queramos hacer, y la tristeza es porque hay pueblos que por su naturaleza podrían ser, si no pueblos mágicos, por lo menos pueblos con encanto, pero sus propias autoridades se han encargado de hacer de ellos pueblos horribles, y me quiero referir concretamente al pueblo de Acambay, que en otra época lució hermoso y bello, mismo que gracias a la estupidez de algunos alcaldes se ha convertido en un verdadero mercado callejero.

Aquellas calles que eran hermosas y tranquilas con sus empedrados tradicionales y sus jardineras llenas de geranios y alcatraces ahora son sólo una plancha de cemento.

OCCIDENTE: Un poeta del lugar diría alguna vez: “Pueblo mío, ahora no eres más que una charola de plata con menos de un kilo de estiércol”, y más adelante marcaría, en relación al encementado: “Pueblo mío, no te han matado, ya estabas muerto, tan sólo han puesto sobre ti una mortaja de cemento”.

Hasta la administración de Salvador Navarrete Cruz (1991-1993), el pueblo era mágico y con encanto, después, poco a poco se fue degradando por la incapacidad de sus alcaldes que, uno a uno, fueron destruyendo al pueblo hasta convertirlo en una vergüenza. 

Nunca ha existido una Ley de Obras Públicas Municipal o normatividad municipal que controle las construcciones. Aquellas casas de techos a dos aguas con sus tejas rojas y sus vigas atravesadas fueron desapareciendo para dar paso a construcciones sin diseño, forma o modelo.

SEPTENTRIÓN: Dieciocho años después, Salvador Navarrete vuelve a ser alcalde y lucha porque le den al pueblo, por lo menos, el nombramiento de “Pueblo con Encanto”, pero le hacen decenas de observaciones que ya no puede cumplir. Hace por lo menos el esfuerzo de quitar los autos que se estacionaban alrededor de la plaza y establece tres estacionamientos, pero los comerciantes son tercos y no quitan sus vendimias de las banquetas de la calle principal.

Ya nada se ha podido hacer para retirar a los cientos de taxistas que han hecho sus bases en cualquier lugar o a la misma gente que construye sin ton ni son. Gallinas se necesitan para que Acambay vuelva a ser bello.

MEDIODÍA: Hace cinco días, Edmundo Ranero Barrera cumplió un año como delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) en el Estado de México. Pareciese que, para festejarlo, el gobernador Eruviel Ávila Villegas y el secretario de SEDESOL, José Antonio Meade Kuribreña, decidieron hacer juntos una gira en Valle de Chalco.

Esta también fue la primera visita del titular de SEDESOL a suelo mexiquense, en la que ambos funcionarios visitaron la Gerencia Metropolitana de Liconsa. Y qué mejor regalo del gobernador Ávila Villegas y de Toño Meade que constatar el trabajo que ha realizado Mundo Ranero Barrera. En hora buena señor Delegado.

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