IMPULSO/ Edición Web
Ciudad de México
El Presidente estadounidense, Donald Trump, dio marcha atrás a su promesa de campaña de deportar a los dreamers, los inmigrantes indocumentados llevados al país cuando eran menores por sus padres.
El Departamento de Seguridad Nacional anunció anoche que continuaría con el programa de la Administración Obama para proteger a esos inmigrantes de la deportación y proporcionarles permisos de trabajo temporales.
Una hoja de datos publicada en el sitio web del Departamento dice que los inmigrantes matriculados en el programa de 2012, conocido como Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), seguirán siendo elegibles para renovar su registro en el programa cada dos años.
Observa, además, que ningún permiso de trabajo será terminado antes de su actual fecha de caducidad.
Los activistas por los derechos de los inmigrantes, quienes han combatido ferozmente la prohibición de viajes de Trump y otras leyes contrarias a la inmigración, saludaron la decisión.
“Esta es una gran victoria para los dreamers tras meses de una aplicación de la política migratoria draconiana y desmedida”, comentó David Leopold, un abogado de inmigración.
“La preservación de DACA es un tributo a la fuerza del movimiento de los dreamers y un reconocimiento -por lo menos en parte- por el Departamento de Seguridad Nacional de que no debe actuar contra los inmigrantes indocumentados que tienen fuertes lazos con sus comunidades y han sido respetuosos de la ley”.
La medida es un cambio de la Administración respecto a la retórica antiinmigrantes empleada por Trump en la campaña, y es probable que cause decepción entre los partidarios más vehementes del Presidente, que consideran DACA como una amnistía ilegal otorgada por Obama.
Durante la campaña, Trump coincidió con esa visión varias veces. En una reunión el verano pasado, Trump prometió terminar inmediatamente con DACA, y acusó que Obama había desafiado la Constitución y las leyes federales al emitir esa orden ejecutiva.
Pero una vez en el cargo, Trump se enfrentó con una realidad distinta: los riesgos políticos de deportar a un grupo de personas que es visto con simpatía por muchos estadounidenses.
En algunos casos, los dreamers no sabían que estaban en EU ilegalmente, pues eran muy pequeños cuando llegaron.
Muchos asistieron a escuelas estadounidenses desde el kínder.
Preguntado repetidamente sobre sus planes para DACA desde que asumió el cargo, Trump insinuó que no deportaría a los dreamers.
Pese a ello, la preocupación entre activistas de inmigración persistió.
La decisión de continuar con DACA, que tiene enroladas a unas 800 mil personas, ocurre luego de que la Administración decidiera dar marcha atrás al intento de Obama de extender la protección de los dreamers a sus padres, un programa conocido como Acción Diferida para los Padres de Estadounidenses, DAPA.
Obama propuso esa ampliación en 2005, una acción que pudo haber protegido contra la deportación a un total de 5 millones de personas.
El programa nunca fue implementado porque un tribunal de Texas lo bloqueó. La disputa legal llegó hasta el Tribunal Supremo, que, con una votación 4 contra 4, no revirtió el bloqueo.
La decisión del Gobierno de Trump termina oficialmente el litigio. (AM)