Diciembre 25, 2024
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IMPULSO/Ernesto Hernández Alarcón
Dinero sobre talento

Me llama la atención que, en esta ocasión en que los Warriors de Golden State se coronaron como campeones de la NBA, haya una lluvia de comparaciones y críticas con negativas a reconocer una labor justa tanto de vencedores como perdedores, esto por parte de muchos aficionados y analistas en general. Uno de los comentarios que me hicieron más ruido fue el siguiente: “Ganó el equipo que tenía más dinero, ganó el dinero sobre el talento”.

No pude evitar de inmediato investigar los topes salariales de los equipos de la NBA y me encontré con un dato revelador: la franquicia más cara de la liga es precisamente la de los Cavaliers de Cleveland, con una nómina estratosferica de 128 millones de dólares. De hecho, la respectiva de los Warriors ni siquiera está en las cinco primeras, en virtud de que se ubica hasta una séptima posición, con 107 millones de dólares.

No tengo la menor duda de que si los directivos del equipo de la bahía quieren conformar una dinastía, tendrán que soltar los billetes verdes para mantener piezas claves y, por consiguiente, su nómina será la más onerosa del circuito, pero por ahora, debemos reconocer que, para ser la aplanadora que demostraron ser, estos Warriors son, aunque no parezca en la superficie, un equipo de sacrificios y esfuerzo colectivo, empezando por Kevin Durant, quien aceptó un contrato relativamente más barato a lo que en realidad vale.

Un Stephen Curry dejando a un lado el hecho de ser la estrella primaria, Klay Thompson bajando hasta una cuarta opción de tiro, André Iguodala saliendo del banquillo cuando podría ser titular en varios conjuntos, Draymond Green haciendo esa valiosa labor defensiva poca reconocida en numerosas ocasiones, David West que redujo su salario casi al mínimo en aras de obtener el preciado anillo. Todos saben y entienden su posición, su labor y su objetivo.

El resultado es una versión de baloncesto demasiado versátil, egos suprimidos con roles intercambiables, eficiencia ofensiva y defensiva basados en el concepto revolucionario de “Small Basketball”. Se aproxima el mercado libre y algunas negociaciones serán fundamentales para que los Warriors se puedan erigir como una de las dinastías más emblemáticas de los últimos tiempos. Será primordial por supuesto mantener a Durant y Curry, lo que pienso que no será complicado, más bien, me enfocaría en André Iguodala y Shaun Livingston, que son agentes libres claves.

Por su parte, Thompson parece sentirse bastante cómodo al igual que Draymond Green, quienes claro está, tienen contratos establecidos. Si mantienen integra plantilla en un 90%, sólo el fantasma de las lesiones podría evitar que logren repetir campeonato en 2018 y tal vez 2019, en especial por la configuración que se avecina.

Suponiendo que Chris Paul, Blake Griffin, Carmelo Anthony, Gordon Hayward, Kyle Lowry y Paul George, nombres de impacto inmediato, se acomodaran en algún otro equipo, no sería suficiente para competirle a estos ya citados Warriors. Más bien debilitarían a escuadras que han venido trabajando varios años juntos. ¿LeBron James?, él es grande entre los grandes, el mejor actualmente y un atleta fuera de serie. A reserva de los movimientos que haga Cavs, el “King” seguirá teniendo presencia en postemporada o finales. Tres títulos, cinco derrotas en la gran final. ¿Es un fracaso?, me adhiero plenamente a lo citado por Mike Wise de ESPN: “Quien critique o ataque a LeBron James por haber llegado a ocho finales y sólo ganar tres es alguien que no sólo es un ignorante del baloncesto, sino del deporte en general”. Lo mejor está por venir.

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