IMPULSO/Marco A. Rodríguez Blasquez
El proceso del próximo domingo se caracterizó por un cambio en los escenarios, producto esto del posicionamiento que fueron obteniendo los candidatos. En el inicio se vislumbraba una elección de tres (PAN, MORENA Y PRI). Este escenario fue modificándose: la candidata del PAN se estancó y emergió el candidato del PRD. Actualmente las encuestas dan un empate técnico entre Delfina y Del Mazo.
En las elecciones de Montiel, Peña y Eruviel, la ventaja para el PRI fue de ocho puntos, por lo que es de esperarse que Del Mazo venza en esta elección cuando menos con cinco puntos. Los resultados de esta elección modificarán para el 2018 el tablero político nacional.
De ganar del Mazo, su capital político se vería en ascenso, y de tener un gobierno exitoso sería el proyecto viable del PRI, para la elección presidencial en el 2024.
Con el triunfo del PRI, este se fortalecería y estaría en igualdad de oportunidades para disputarle a AMLO la candidatura en el 2018. Con su triunfo, Del Mazo sería un factor importante en la decisión que el “fiel de la balanza” tomará para elegir candidato del PRI para el 2018.
Si bien, el Gobernador Eruviel, en un principio no mostró un apoyo total al candidato del PRI, conforme avanzó la campaña su compromiso se fue acrecentando. De allí el importante reconocimiento que le hizo el Candidato del PRI en el evento de su cierre de campaña. Por lo que es de esperarse que quien sería el candidato en la elección presidencial del 2018, sería el Gobernador Eruviel Avila.
En un ejercicio prospectivo, de ganar del Mazo, contaría con aproximadamente 12 semanas para conformar su equipo de trabajo. Este sería el primer gran reto debido a que se tienen que pagar facturas, cumplir compromisos y dejar medianamente satisfechos a los distintos grupos políticos del PRI.
¿Qué hacer ante este aparentemente dilema?, la respuesta no es sencilla, requerirá de una profunda reflexión, de un análisis frío, teniendo en claro los objetivos que se pretenden lograr en el corto, mediano y largo plazo. Desde mi óptica, considero que de obtener el triunfo Del Mazo, su único compromiso debería ser con el Presidente Peña y el pueblo del Estado de México, ya que las facturas a pagar si es que las hay, estas ya han sido saldadas con creces durante dos administraciones estatales y la actual administración federal, es decir Del Mazo tendría la oportunidad de modificar la percepción que la ciudadanía tiene de los políticos y del PRI.
Por ello, tiene que rodearse de los mejores hombres y mujeres y bajo un criterio de lealtad y eficiencia probada conformar su gabinete. Esto es determinante para ser un gobierno exitoso. Ilustro con el siguiente ejemplo:
Al inicio de las administraciones Felipe Calderón y Barack Obama, escribí para este Diario Impulso el artículo “Asimetrias”, en donde refería que ambos presidentes de la misma edad, casados con abogadas exitosas e iniciaron su gobierno con crisis, la de Obama en el aspecto inmobiliario y la de Calderón con el crecimiento del crimen organizado. Con el paso del tiempo, Obama salió airoso y Calderón se enfrascó en una guerra sin salida. Entre lo que definió los resultados en ambos gobiernos, fue entre otros, la conformación de su equipo. Mientras Calderón considerado un presidente desconfiado y temeroso se rodeó de colaboradores incondicionales que pocas veces lo cuestionaban, en cambio Obama puso en el cargo más importante de su gabinete a Hillary Clinton quien había sido su principal contrincante y enemiga en el proceso interno de su partido para elegir candidato a la presidencia.