IMPULSO/Ernesto Hernández Alarcón
El Che de la NBA
Ya sabíamos de antemano que íbamos a tener una serie demasiado desproporcionada, en especial por la lesión de Kawhi Leonard, Tony Parker y David Lee. Por ello, uno de los aspectos más relevantes del partido número cuatro entre los Warriors de Golden State y los Spurs de San Antonio fue el reconocimiento porque no es de manera oficial un despido, que el público, los medios, todos los jugadores y los cuerpos técnicos brindaron en forma tan emotiva al grandísimo Manu Ginóbili.
En lo personal, me pareció que la ovación que recibió -más que merecida por supuesto- por parte de la afición del AT&T Center es una de las mejores formas de reconocer a un jugador que siempre ha dejado todo en la cancha por y para su equipo, sin buscar logros o estadísticas individuales. Y no sólo eso, Manu demostró al mundo y a la NBA que, sin necesidad de tener un físico como el afroamericano promedio, sólo con la determinación, actitud, inteligencia, gran técnica, algo de picardía y creatividad se puede llegar lejos en una Liga que sigue manteniendo la hegemonía del baloncesto a nivel internacional.
Es, desde cierta perspectiva, un revolucionario, tal cual lo fue su compatriota Ernesto “Che” Guevara. Sería un placer que el argentino decidiera brindarnos una temporada más , ya que es evidente que está en sus manos el destino inmediato para tal efecto. Honor a un grande.
Los Warriors de Golden State llegan por su parte con un récord perfecto de 12 juegos sin conocer la derrota a su tercera final consecutiva. Me parece que algunos aficionados los están criticando, en relación al hecho de ser un equipo prefabricado. Nada más alejado de la realidad, ésta es la nueva modalidad en este circuito, que -claro está- arrastra algunos problemas (como una postemporada demasiado predecible y aburrida).
Sin embargo, es un gran logro en materia administrativa y deportiva. El primero por hacer posible que con un límite salarial se pueda conjuntar sueldos de jugadores que valen mucho más millones de la media y, en segunda instancia, por hacer que éstos accionen como conjunto dentro de la duela, es decir, control de egos y protagonismo.
Lo anterior es muy complejo para cualquier organización. Los de la bahía esperan rival entre los Cavaliers de Cleveland y los Celtics de Boston, quienes hoy juegan el quinto de la serie con ventaja de los primeros por tres a uno. Vaya actuación, a propósito de Kyrie Irving en el más reciente cotejo, impresionante, apoyando a un LeBron James con problemas de faltas que además venía de un juego tres deprimente. Reconocimiento a los Celtics, que han luchado hasta el final aún con la ausencia de Isaiah Thomas. No veo más que un futuro bastante promisorio con ellos.
Observación con los Cavs: sin duda, Irving puede hacer maravillas como lo antes citado, pero es muy alta la dependencia que tienen con LeBron James prácticamente en todos los costados. Considero que tendremos una gran final y, en este momento, sin duda alguna, los Warriors se levantan como grandes favoritos.
