IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Los cristos
Sostenemos a cada momento que compartir trabajos de colegas es una virtud. Y Tendido de Cristos en San Martín Hidalgo, Jalisco, escrito por nuestra colega y amiga Rosa Chávez Cárdenas, es uno.
Nos platica que Invitada por Juan Carlos Zarate, joven amante de la tradición de su pueblo, uno de los entusiastas que lograron, cuando fue Regidor del municipio, fuese declarado Patrimonio Inmaterial del Estado de Jalisco.
Afuera de la Iglesia develaron la placa con la asistencia de periodistas y funcionarios. Reconstruye, ella Rosa, la ceremonia que dio lugar a tal ceremonia.
Los propietarios de los Cristos eligen un padrino. El miércoles inician con el lavado de Cristos, la unción de aceite, la procesión por las calles, la santificación y el cambio de cendales.
Con estos rituales inicia la celebración, que se realiza desde el siglo XVII. Son 53 los Cristos, algunos con 300 años de antigüedad, tendidos que se llevan a cabo en las casas de los propietarios.
La habitación principal se convierte en una pequeña capilla. El piso se tapiza con hojas de laurel, alfalfa, trébol, ramas de sabino, jaral y sauz.
También cubren los muros y se convierte en el altar, frente, junto, a una romería que inicia desde la tarde hasta la madrugada del sábado. Además, germinados que se preparan desde el viernes de Lázaro, quince días antes: trigo, maíz, chía, lentejas, flores, palomas y hasta pececitos. Incienso, copal, veladoras, naranjas agrias que rodean a la virgen de los Dolores.
Las familias orgullosas de recibir a los turistas, gustosas dan la explicación, lo que para ellas representa ser propietarias de la imagen que han heredado y conservan como un tesoro. Y comparten los milagros que les ha realizado.
Durante la visita los dueños ofrecen calabaza cocida, aguas frescas y tamales de cuala (tamal de elote). El profesor Sergio Zepeda, promotor de la tradición explicó a detalle cada uno de los elementos y obsequió el libro de su autoría a doña Rosa. Contiene toda la explicación y fotos de las imágenes. Cuando oscurece, ella, la doctora, se adentró en la marcha. Asombrada porque es solo de mujeres.
Los hombres caminan a los lados en respeto a la tradición. Las mujeres vestidas de negro, muchas en tacones, caminan por la calle principal, otras cargan la imagen de la virgen de Los Dolores.
Posteriormente inicia la visita a los altares de los 53 cristos que lucen con las velas prendidas. Es, en verdad, una maravillosa experiencia. Hay que pensar en la palabra “religión”, porque en San Martín la viven: religar, unir, la calidez de los habitantes, la limpieza del pueblo, el orgullo, el fervor dejan con una grata experiencia que no se había tenido el placer de vivir.
Regresaremos el año próximo a este poblado tradicional y mágico, a 93 kilómetros de Guadalajara, Jalisco. [email protected]