IMPULSO/ Redacción
Toluca
Como una forma de difundir las danzas típicas mexiquenses, el Museo de Culturas Populares exhibirá durante mayo un traje tradicional de la danza de los Arrieros del Municipio de Xalatlaco.
La pieza forma parte de la colección del acervo del recinto de la capital mexiquense y permanecerá expuesto durante todo el mes de mayo en la sala principal del emblemático Museo.
La danza de los arrieros es un baile del centro del país, principalmente del Estado de México, cuya coreografía ejemplifica el trabajo que desarrollan durante labranza de la tierra, el transporte de mercancía como café y trigo en mulas, los jornaleros de cuadrillas en el trueque, además de abatir los peligros en el trayecto de una lugar a otro, para lo cual se encomendaban al santo patrón de donde habitaban.
Se cuenta que los arrieros eran hombres valerosos y honestos cuyo trabajo se vio menguado con la llegada del ferrocarril, ya que, antes del siglo XX, la arriería era la actividad económica más importante.
Hoy en día, los danzantes son los que conmemoran a esos hombres, les rinden tributo a su hombría y su tarea.
Esta danza se conforma por grupos de 30 a 100 integrantes y sólo cinco personajes tienen indumentarias específicas como el patrón o mayor, el mayordomo o segundo, el pagador o tercero, el administrador o el cuatro y el encargado o el quinto.
El resto de los personajes “secundarios” utilizaba indumentarias tradicionales de la danza como calzón de manta con bordados en punto de cruz a los costados y camisa de manta con bordados de punto de cruz en puños, cuello y espalda, además de servilletas, morral y lienzo de lana.
Asimismo, se involucraba a mujeres, jóvenes y niños, quienes formaban vallas de mayor a menor llamadas mayordomías, las cuales bailaban al compás de la música con coreografías de acuerdo al ritmo, siempre lideradas por dos personas que portaban estandartes.
Esta danza se conforma por grupos de 30 a 100 integrantes y sólo cinco personajes tienen indumentarias específicas como: el patrón o mayor, el mayordomo o segundo, el pagador o tercero, el administrador o el cuatro y el encargado o el quinto.
Cuentan que los arrieros eran hombres valerosos y honrados que tenían que sortear los caminos para llegar a salvo a su destino allá por el siglo XVI, hasta la segunda mitad del XIX.
