IMPULSO/ Edición Web
México
Cuando el bebé dio su primer grito en San Juan de Puerto Rico, el doctor bromeó diciendo que había heredado la portentosa voz del padre, Luisito Rey. No estaba nada equivocado.
Marcella empezó con las molestas contracciones el 16 de abril de 1970. Así que comenzaron a preparar la llegada del primogénito de los Gallego Basteri. Dos días después, en punto de las 11:30 de la noche nació el tan esperado retoño.
Luis Miguel, nombrado así en honor al torero Luis Miguel Dominguín, a quien Luisito tanto admiraba, nació el sábado 18 de abril mediante cesárea en el Hospital San Jorge de Santurce, Puerto Rico. El hermoso y sano bebé pesó 3.864 kilogramos y midió 53 centímetros.
Un día después, el pediatra Manuel Gómez Disdier revisó al pequeño y, al oírlo llorar, comentó a los felices padres que su hijo tenía una voz muy potente. En tono de broma les dijo que seguramente sería cantante como Luisito. Y el tiempo se encargó de comprobar que su percepción no estaba nada fuera de la realidad.
El 9 de julio registraron a Luis Miguel en el Registro Demográfico del Estado Asociado de Puerto Rico. Cuando le preguntaron la fecha de nacimiento a Rey, dijo que había sido el 19 de abril a las 11:30 p.m., y no el 18 a esa misma hora; al fin y al cabo, media hora de diferencia entre un día y otro no era gran cosa. Toda su vida ha festejado su cumpleaños el 19 de abril.
Después de unos días, la familia regresó a México a radicar ahí. La mudanza les llegó por barco al puerto de Veracruz. Por eso, muchos años se aseguró que ahí había nacido Luismi.
SU INFANCIA
Micky pasó su primer cumpleaños, el 19 de abril de 1971, en la Ciudad de México. Luisito y Marcella le hicieron una pequeña reunión en el departamento de Xola con algunos amigos y la familia de Marco Antonio Muñiz. Hubo pastel, meriendita y regalos.
Tras una breve estancia en Monterrey y en Nueva York, la familia se mudó a Cádiz, España, donde nació el segundo hijo de los Gallego Basteri: Alejandro, el 25 de agosto de 1972. A pesar de su corta edad, tenía dos años y medio, Luismi aceptó muy bien la llegada de su hermanito Alejandro, quien se convertiría en su compañero de juegos.
La vida del futuro ídolo transcurrió entre España, Estados Unidos, Venezuela, Italia y México, entre otros países. Su papá cantaba, y Micky, al verlo, soñaba con ser como él. Era un niño muy despierto, carismático y educado; la única guerra que les daba a sus padres era en lo referente a las materias escolares. Sólo le gustaban las ciencias naturales y las asignaturas artísticas; ni hablar de matemáticas y gramática.
SUS PININOS
Desde pequeño, Micky dio muestras de que lo suyo era el escenario. En una ocasión, el intérprete Mario Rocco invitó a Luisito Rey a participar en un show en Costa Rica. En el momento en el que tenía que cantar, el niño, que en ese entonces tenía cuatro años, corrió detrás de su papá adueñándose de la escena, lo cual arrebató la simpatía del público presente.
Otra de sus cualidades notorias desde temprana edad fue la de hacer bromas y travesuras. Mientras la familia vivía en Venezuela, Luismi –quien tendría unos cinco años– tomó el encendedor de su papá y se metió debajo de la cama a jugar, lo que ocasionó un incendio. El hecho no pasó de un buen susto. Luis Miguel siempre fue un niño feliz y hacía de su hermanito su mejor aliado; les encantaba divertirse juntos y adoraban visitar el mar.
Desde aquella época, el mayor de la familia aseguraba que quería ser cantante. A los seis años, se subía en las mesas e imitaba a Elvis Presley, uno de sus ídolos, inventando las letras. Su talento y disposición ante el público resultó, desde siempre, algo notorio.
DE AQUÍ PARA ALLÁ
En 1976, tras ocho años de haber abandonado Italia para irse con Luisito Rey, Marcella se reencontró con su familia; sólo se había comunicado con ellos por carta. Luis Miguel y Alejandro conocieron a su abuelo Sergio Gallego y otros familiares.
Conocer a su abuelo hizo muy feliz a El Sol, y se convirtió en uno de sus seres más queridos. Solía decirle que se parecía a Tarzán, porque era muy fuerte y le repetía constantemente que cantaba muy bien.
Los siguientes cuatro años vivieron en España. Eran niños como todos los demás, y Marcella, su madre, siempre estaba al pendiente de ellos. Por la mañana acudían al colegio del Sagrado Corazón y en la tarde jugaban con sus perritos pekineses Geisha (de Luismi) y Starsky (de Alex). En septiembre de 1980 regresaron a México para concretar un proyecto de Luisito Rey.
EL NIÑO CANTANTE
Unos amigos de Luisito y Marcella los invitaron a pasar unos días en Cuernavaca. Mientras conversaban, escucharon una hermosa voz entonar una canción. Era Luis Miguel. El niño tenía madera de cantante, pero hasta entonces no se habían dado cuenta. El suceso transformaría de manera significativa la infancia y el futuro de Micky, así como la vida de toda la familia. Luisito Rey se convertiría en su promotor y vería materializados sus sueños de estrella en su primogénito.
Hizo de su niño toda una leyenda y su historia es más que conocida. QUIEN