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Cisjordania
Más de 1.500 presos palestinos en cárceles israelíes, encabezados por uno de sus líderes, Marwan Barghouti, iniciaron una huelga de hambre por tiempo indefinido para demandar mejoras en sus condiciones.
Esperaron una jornada muy particular para ellos: el Día Nacional de Solidaridad con los Presos Palestinos, que se celebra cada 17 de abril, desde 1974, con el fin de exigir tres medidas: aumento del régimen de visitas, finalización del sistema de aislamiento y clausura del régimen de detención administrativa.
Este último punto es el más importante para los presos. El sistema tiene una larga data y fue implantado en Palestina por el Reino Unido antes de la Segunda Guerra Mundial. Por el mismo, se permite a las fuerzas de seguridad retener personas sin cargos, sin juicio, y por períodos que se renuevan indefinidamente a voluntad de las autoridades policiales.
La huelga de hambre, a diferencias de anteriores, tiene dos condimentos: la enorme cifra de presos que se plegaron a la misma y la cantidad de cárceles donde están alojados. Los detenidos están ubicados en los presidios de Gilboa, Jadarim y Neguev, en Israel, y también en el de Ofra, en territorio palestino ocupado de Cisjordania.
La medida fue titulada “Huelga por la libertad y la dignidad” y tiene un peso mayor a anteriores al ser inducida por Barghouti, que cumple en prisión cinco cadenas perpetuas por su participación en la Segunda Intifada. La orden del líder, que ya es considerado como un posible sucesor del presidente palestino, Mahmud Abbas, hace prever que pueda ser mucho más duradera que otras iniciadas de manera individual.
El número de presos palestinos en cárceles de Israel asciende a 7.200, de los cuales 750 están bajo el régimen de detención administrativa. Los huelguistas informaron que entre los convictos, en distintos presidios, hay 73 mujeres, 18 de ellas menores de edad; 1.700 presos enfermos, 23 de ellos terminales; 6 diputados; 31 periodistas y medio millar de menores de 18 años.
El primer ministro de la Autoridad Palestina, Rami Hamdallah, declaró su apoyo a la huelga para “poner fin a la detención administrativa arbitraria, la tortura, los malos tratos, juicios injustos, detención de los niños, negligencia médica, aislamiento, trato inhumano y degradante y la privación de derechos básicos como las visitas familiares y el derecho a la educación”.
Del otro lado, el Ministro de Salud Pública de Israel, Gilad Erdan, dijo que la huelga “está convocada por motivaciones internas palestinas e incluye demandas irracionales”.
El ministro israelí ordenó que se monten hospitales militares para que los presos sean alimentados allí a la fuerza (en virtud de la ley de alimentación forzosa aprobada en 2015 por el Parlamento israelí), y no en centros públicos, donde los doctores se han negado en el pasado a cumplir con la medida.
Las huelgas de hambre de presos palestinos es una medida recurrente pero ceñida a casos individuales. En esta ocasión ya se presume, que con el pasar de los días, casi la mitad de la población carcelaria palestina en tierras israelíes, podría plegarse a la misma.
Con información de Clarín
