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Batalla en el Congreso de EU para nombrar al Supremo magistrado

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Washington

El nominado por el presidente Donald Trump para magistrado de la Corte Suprema de Justicia Neil Gorsuch está por recibir el visto bueno del Comité Judicial del Senado y pasar a consideración del pleno donde se encontrará con el bloqueo demócrata, algo que podría alterar la manera como funciona la Cámara Alta del Congreso estadounidense.

A mediodía del lunes quedó claro que los demócratas cuentan con los votos suficientes para impedir que el jueves el Senado cierre el debate sobre la nominación de Gorsuch y entre a la votación final del propuesto por el presidente para ocupar el noveno escaño de la corte que está vacante desde la muerte de Antonin Scalia en febrero de 2016.

“Si terminamos en un bloqueo, yo diría si tú puedes Mitch (McConnell) usa la opción nuclear”, dijo Trump este miércoles en la Casa Blanca, haciendo referencia a una posible postergación indefinida de la votación para considerar la nominación de Gorsuch.

En condiciones normales, Gorsuch necesita 51 votos para ser ratificado. Si tomamos en cuenta que los republicanos tienen 52 escaños, no habría problema.

Pero los demócratas amenazan con apelar al filibuster, una maniobra parlamentaria que permite postergar indefinidamente una votación en el pleno, para impedir que Trump pueda tener tan fácilmente a su nominado.

Mediante el filibuster un senador de la minoría puede ejercer indefinidamente su derecho de palabra durante los debates y al negarse a ceder el turno a algún otro colega, bloquear la discusión y posponer cualquier votación por tiempo indefinido.

Para cortar el filibuster hace falta que 60 senadores voten por el cloture o votación de cierre que precede a la votación. Y en ese caso, los republicanos necesitarían a 8 demócratas. Según los últimos conteos, estaría haciendo falta un senador demócrata para lograr el cierre.

Todo tiene que ver con Merrick Garland, el juez que propuso Barack Obama para cubrir la vacante dejada con la muerte de Antonin Scalia y al que nunca le dieron oportunidad de presentarse en el Senado porque los republicanos consideraron que un presidente en su último año no tenía derecho a hacer ese nombramiento (aunque la ley no diga nada al respecto). Para algunos demócratas, Garland sufrió un verdadero y humillante filibuster.

Los demócratas montarán el llamado ‘filibuster’, una maniobra que impide que el debate se cierre al no lograrse los 60 votos mínimos necesarios para pasar a la votación final del tema bajo consideración, en este caso, la nominación de Gorsuch.

Eso activa la amenaza de que los republicanos usen la ‘opción nuclear’ para anular el filibuster, una maniobra que cambiaría para siempre la manera como se llega a acuerdos políticos en el Senado.

Sólo los senadores demócratas Michael Bennet, de Colorado; Joe Donnelly, de Indiana; Heidi Heitkamp, de Dakota del Norte y Joe Manchin, de Virginia Occidental; han dicho que apoyarán a Gorsuch.

Esos votos, sumados a la bancada republicana, serán insuficientes el jueves para cerrar el debate cuando se invoque el cloture, lo que en la práctica deja abierto el debate e impide la consideración final del nominado.

Si el líder de la mayoría republicana, el senador Mitch McConnell, decidiera activar la ‘opción nuclear’, la cámara cambiaría las reglas de procedimiento para permitir que el ‘filibuster’ sea derrotado con una mayoría simple de 51 votos. Los republicanos pueden usar su mayoría simple para cambiar las reglas de funcionamiento de la cámara alta y eliminar completamente la ‘opción nuclear’ a la hora de considerar la nominación de magistrados al Supremo.

Se le llama ‘nuclear’ porque implica alterar el modo de funcionamiento de un cuerpo que se enorgullece de sus tradiciones, algunas de las cuales suman siglos, y porque afecta uno de los procesos de confirmación más delicados de cuantos considera el parlamento: la ratificación de los puestos vitalicios de los jueces de la Corte Suprema de Justicia.

Si los republicanos aprietan el botón, se hará prácticamente imposible para la minoría bloquear un candidato al Supremo, incluso si el propuesto fuera considerado un radical activista político, algo que hasta ahora los presidentes no hacen precisamente porque el filibuster fuerza a que haya negociación entre los partidos que garantice jueces aceptables para conservadores y liberales.

Con información de Univision

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