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México
El campo necesita crecer y para reducir su dependencia a EU está volteando a otras parte del mundo, por lo que se prepara para que sus productos estén en las mesas de Japón, China, Corea del Sur, Sudamérica y Europa.
“Cuando vayas en un avión verás más plástico sobre el campo de México”. La razón es la inversión de 1,500 millones de dólares (mdd) destinados para la construcción de invernaderos de los agricultores mexicanos, quienes no le temen al discurso de odio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pero se preparan para que sus productos estén en las mesas de Sudamérica, Japón, China, Corea del Sur y Europa.
“(La iniciativa privada) estará invirtiendo este año más o menos 1,500 millones de dólares en agricultura protegida, sistemas de riego, almacenes, estrategias de logística de transporte y certificaciones para llegar a nuevos mercados “, revela Bosco de la Vega Valladolid, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Los integrantes del CNA levantarán un mayor número de invernaderos, así como aumentarán su producción de alimentos para llegar a exportar anualmente más de 30,000 millones de dólares de frutas, hortalizas, granos y demás productos agrícolas, asegura el representante.
“(El campo) es un sector que estuvo castigado, relegado, pero necesitamos crecer y estamos volteando al mundo, porque exportamos 78.5% de la producción agrícola a Estados Unidos y ojalá ese número pronto sea de 50%”, dice a Forbes México.
Por su parte, Juan Pablo Castañón Castañón, presidente del Consejo de Coordinador Empresarial (CCE), comenta que las inversiones de los productores mexicanos se darán para seguir cultivando más frutas que han tenido éxito internacional como el arándano, el aguacate y limón.
“Sí seguimos participando en la organización de los pequeños productores y con el resto de las variables que den certeza como el financiamiento, mercados y cadenas de fríos; eso le da una mayor productividad al campo mexicano”, comenta el dirigente del organismo cúpula.
La renegociación del Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos se debe dar sin prisa ni pausa, porque la iniciativa privada ya integró un cuarto de punto e inteligencia, así como trabajo en Washington y en cada uno de los estados donde tienen el interés de fortalecer las relaciones con México: “Son 30 de los 52 de la Unión Americana”, expresa el presidente de CCE.
“El campo mexicano quiere tener sus variables bien definidas, y que no sea en compensación de otras áreas de la economía y se necesita velar por el interés de los productores mexicanos”, señala Castañón Castañón.
La única manera de depender menos de Estados Unidos es diversificarse y conquistar nuevos mercados como ya pasa con Corea del Sur; un país que compra más de 900 mdd de productos cultivados en el campo mexicano, y Japón, nación que adquiere más de 1,054 mdd, dice Bosco de la Vega, quien también fue presidente de la Confederación Nacional de Productores de Papa (CONPAPA). En dos años, en ambos mercados asiáticos se duplicará la exportación y venta de productos mexicanos.
Según el empresario, los nuevos mercados a donde están apuntando los productores mexicanos crecerán a tasas del 30% al año, por lo que se dejará de depender de Estados Unidos.
Pero “no le tenemos miedo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sabemos que tenemos un muy buen equipo y estamos trabajando junto con el gobierno para defender al campo mexicano”, expone De la Vega Valladolid.
Agrega que los americanos serán los mejores aliados y “el presidente Donald Trump no acabará con toda esa historia de relaciones comerciales ni con el intercambio exitoso” entre productores estadounidenses y mexicanos.
Los gobernadores de 29 entidades de Estados Unidos ya saben que su primer y segundo exportador de productos es México, adicionalmente hay muchos agricultores de granos, trigo, soja y maíz, quienes votaron por Trump seguirán apostando por el campo mexicano, cuenta el presidente del CNA.
“Queremos sacar un muy bien Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y como consecuencia del acuerdo tener las alternativas para voltear a otros mercados en caso de que nos vayan a fijar a aranceles”, manifiesta Bosco de la Vega.
La producción de los alimentos es muy atractivo para intercambiarlo por otros sectores económicos de la economía como el automotriz, recuerda.
Por ejemplo, “la papa fue moneda de cambio para las negociaciones del TPP, eso es lo que le hemos pedido al gobierno y eso es lo que sector privado no va a permitir, que nos vuelvan a intercambiar”.
“Queremos que cada sector de la economía vele por sus intereses y no sea cambiado por ningún otro sector”, agrega el dirigente empresarial. FORBES MÉXICO