Julio 16, 2024
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Opinión

IMPULSO/ Gerardo Esquivel
La izquierda en su laberinto
La “izquierda mexicana” se encuentra en una situación tremendamente paradójica: por un lado, las condiciones económicas, políticas, sociales e incluso las internacionales parecen haberse alineado para que, finalmente, un candidato de izquierda pueda acceder a la Presidencia de la República. Todas las encuestas recientes sugieren que Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de MORENA, aventaja en casi cualquier escenario electoral hacia 2018. Por otro lado, diversos segmentos de “la izquierda” están empecinados en embarcarse en una lucha fratricida que lo único que parece promover es la fragmentación del voto de “la izquierda” y, con ello, alejarse de la posibilidad de gobernar finalmente este país. En 2018, “la izquierda” puede gobernar, pero no toda “la izquierda” parece querer hacerlo.
Las discrepancias internas asumen diversas formas: desde la principista, la que se asume como la reserva moral de ”la izquierda” y que le reclama al candidato puntero su conservadurismo en ciertos temas (matrimonio igualitario, por ejemplo) o su acercamiento con grupos empresariales, hasta la estrictamente mercenaria, aquella que, confiada en una elección muy cerrada, simplemente está buscando comerciar sus dos o tres puntos porcentuales de votación con el mejor postor. Unos prefieren la opción testimonial, mientras que otros prefieren la opción transaccional.
La versión principista enfatiza sus diferendos con López Obrador. Escuchándolos, a veces pareciera que su verdadero adversario es MORENA y no el PRI o el PAN. Le dedican más tiempo a criticar a AMLO que a criticar las gestiones y los resultados de priístas o panistas. Claman que su agenda es más amplia, más diversa, más auténtica y, sin embargo, son incapaces de reconocer las enormes coincidencias temáticas que en el fondo los unen con MORENA y con López Obrador. No dudan en equiparar a AMLO con Duarte ni en llamarlo caudillo (aunque, paradójicamente, ellos mismos acepten a un candidato autodesignado). Tienen razón en algo: su agenda incluye temas que López Obrador suele soslayar o minimizar, ése debería ser su objetivo: buscar que la agenda de una eventual coalición ganadora se amplíe, que incluya los temas y visiones que a ellos les interesan. No se pide la adhesión acrítica o estrictamente pragmática. Es posible buscar una opción intermedia: una que enfatice el carácter programático y en la que se privilegien los aspectos comunes y se busque la inclusión de ciertos temas en una potencial agenda de gobierno.
Las condiciones para ello son propicias. Se trata, sin embargo, de que haya voluntad política de ambas partes. Que se privilegie el diálogo y la búsqueda del consenso entre los involucrados.
Por otra parte, en otro segmento de la izquierda hay quienes, motivados por el rencor y el despecho, ya ni siquiera buscan ganar o sobrevivir, lo único que quieren es dinamitar la posibilidad de que AMLO sea presidente. Están dispuestos a destruir al PRD en su afán de venganza contra el que, dicen, les robó a sus bases. No se dan cuenta que las bases no eran suyas, nunca lo fueron, que no los apoyaban a ellos, que estaban allí por otras razones.
Correo: [email protected] Twitter: @esquivelgerardo

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