IMPULSO/ Ángel Díaz Del Río
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La famosa y temible “Lolita” anda tras los “huesitos” de Roberto Téllez, “candidato” del Partido del Trabajo a la alcaldía de Atlacomulco y no precisamente para darle votos o hacérselos llegar, sino por el contrario, para embargarlo o bien para enviarlo como huésped distinguido del “multifamiliar” de Santiaguito en Almoloya de Juárez.
Nos cuentan nuestros corresponsales de aquel municipio, cuna de gobernadores, que el susodicho Roberto Téllez se encuentra en la cuerda floja por evasión fiscal en su “negocio“ de venta de productos lácteos en el municipio que presuntamente sueña gobernar.
Nos cuentan que no ha realizado en tiempo y forma sus declaraciones fiscales y aunado a ello se encuentra en el ojo del huracán con el PRD por el pecado político de vil agandalle que está practicando con el robo de militantes en una acción desesperada al verse totalmente perdido y con pocas o nulas posibilidades de triunfo.
Roberto Téllez se está agarrado hasta con las uñas a lo que él llama “campaña”, más si se toman en cuenta sus traiciones políticas y nos cuentan que ya superó el tan fiscalizado tope de campaña; de tal manera que no la tiene nada fácil, pues a todos los tiene en su contra.
Ha habido mucho jaleo en los últimos días con respecto a la entrega de las pantallas que viene realizando el gobierno federal, como parte de su programa de Transición a la Televisión digital.
Y todo este jaleo lo han originado los partidos políticos opositores al PRI porque, aunque sus dirigentes conocen a la perfección las reglas de operación del programa, electoralmente es muy útil denunciar lo que ellos consideran uso electoral de un programa social.
Y es que, como dice el dicho popular “calumnia, que algo queda”, los políticos denuncian, aún sabiendo que sus denuncias son incorrectas, pero lo hacen a sabiendas de que entre el ánimo de la gente quedará la sensación de que el gobierno federal está haciendo mal, las cosas, vaya, que está haciendo trampa.
Y es que la presunta “ignorancia” de los directivos de oposición llega al extremo de confundir las cosas, precisamente para confundir a la población.
Porque la ley es muy clara, el programa lo estableció la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y lo lleva a cabo esa misma dependencia federal, pero todos los ataques contra este programa van dirigidos a la Secretaría de Desarrollo Social.
Claro, no a toda la gente le quedan muy claras las siglas SCT, pero cualquier mexicano promedio reconoce enseguida las de SEDESOL, porque es la dependencia que se encarga de entregar los apoyos sociales.
La gente no sabe, quizás, que SEDESOL implementó un Programa de Blindaje Electoral 2015 para garantizar la legalidad, transparencia e imparcialidad en el uso de los recursos destinados a la superación de la pobreza.
Ahora bien, la realización del Programa de Transición a la Televisión Digital Terrestre por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) fue una determinación de orden constitucional, ratificada por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), el 31 de marzo de 2015.
La entrega de televisores por parte de la SCT se da en cumplimiento a las modificaciones constitucionales publicadas en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2013.
Muy claro, verdad. En otro asunto le comentaré que Juan Sánchez no ha terminado con sus problemas al interior del PAN.
Ayer renunció a ese partido el XI regidor toluqueño y asumió el papel de independiente en el seno del cabildo.
Esa decisión se deriva del proceso interno panista, del que dijo “estuvo marcado por irregularidades en la lucha por alcanzar la candidatura a la presidencia municipal y el cierre de opciones a la militancia de Toluca”.
“No es posible, dijo, continuar militando en las filas del PAN, razón por lo cual anuncio mi separación de la fracción edilicia municipal, asumiendo un papel independiente en el seno del cabildo de Toluca”. ¡Tómala, barbón!
Es incómodo observar como quienes se han adueñado de la dirigencia municipal e impusieron candidaturas, se han caracterizado en su actuar por una constante lucha de intereses, modificando la mística partidista.
