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Toluca
El Ministerio de Interior de Afganistán confirmó que dos estaciones de Policía en Kabul habían sido atacadas por talibanes este 1 de marzo y que los tiroteos continúan en torno a una de ellas.
Los atentados han dejado, hasta ahora, un saldo de 40 heridos. La primera embestida se produjo contra un complejo de las fuerzas de seguridad en el distrito 6 de la Policía, en el oeste de la capital, y comenzó con un coche bomba. La segunda agresión tuvo lugar en la zona policial de Arzan-Qimat, en el este de Kabul.
El vocero del Ministerio afgano de Salud, Abdul Basir Mujahid, no ha confirmado deceso alguno. Sin embargo, Ismail Kawusi, otro portavoz de esa cartera, señaló que las ambulancias no pueden acceder a la zona porque todavía hay combates en desarrollo, de ahí que las cifras de heridos y posibles muertos no puedan ser corroboradas en este momento. Los talibanes admitieron que “varios suicidas comenzaron ataques contra una importante estación de inteligencia y un centro de reclutamiento en el Distrito Policial 6”.
Kabul ha sido escenario de importantes ataques insurgentes durante los últimos meses. En febrero, 21 personas murieron y más de 40 resultaron heridas en un atentado perpetrado en el aparcamiento del Tribunal Supremo en Kabul. En enero, un doble atentado en la capital cerca del Parlamento dejó 30 muertos y 80 heridos. Según la misión de la ONU en Afganistán (UNAMA), el año 2016 fue el más cruento para la población civil en Afganistán desde que empezó a contar los fallecidos y lesionados en 2009.
En 2016 se registraron 11.418 víctimas: 3.498 muertos y 7.920 heridos. En medio del recrudecimiento del conflicto, también las bajas entre las fuerzas de seguridad aumentaron el año pasado hasta alcanzar casi 7.000 muertos en el mes de noviembre, según otro informe del Inspector Especial General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR), del Congreso de Estados Unidos. De acuerdo con el SIGAR, el Gobierno afgano continúa perdiendo terreno ante los talibanes y controla ya apenas un 57 por ciento del país.
Esta situación tiene consecuencias más allá de las fronteras afganas porque propicia un aumento del flujo migratorio hacia los países vecinos y también hacia la Unión Europea. En Alemania es objeto de debate la clasificación de Afganistán como un país de origen seguro para la repatriación de personas a las que le ha sido denegado el asilo.
Con información de Deutsche Welle