Noviembre 14, 2024
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En las nubes

IMPULSO/ Carlos Ravelo Galindo
Sólo el tiempo
Hemos escuchado muchas historias sobre el amor, pero cuando leímos ésta, simplemente nos hizo detener por un momento y reflexionar sobre el verdadero significado de la vida y lo que acabamos de escribir hace dos días:
Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: la alegría, la tristeza y muchos más, incluido el amor.
Un día, se avisó a los moradores de que el cayo se iba a hundir. Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla. Se subieron a sus barcos y partieron, menos el amor, que se quería quedar un rato más con esa porción de tierra que tanto amaba.
Cuando por fin ya estaba casi ahogado, el amor comenzó a pedir ayuda. En eso, venia la riqueza en un gran bote, el amor le dijo: “Riqueza, llévame contigo”. Ella respondió: “No, no puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no hay espacio para ti”.
Entonces, el amor pidió ayuda a la vanidad que pasaba con su hermoso barco: ”Por favor, ayúdame“. Ésta respondió: “No te puedo ayudar, estás mojado y puedes arruinar mi barco”.
El amor le pidió ayuda a la tristeza: “déjame ir contigo”, le pidió. Su respuesta fue: “Hoy estoy tan triste que necesito estar sola”.
También pasó la alegría, pero estaba tan feliz que no escucho al amor llamarla. Allí fue cuando escuchó una voz:”Ven, ven conmigo”, era un viejecito.
El amor estaba tan feliz que olvidó preguntarle su nombre. Al llegar a tierra, el hombre siguió su propio camino.
Agradecido por la acción que el viejo hizo por él, pregunto a otro muy adulto, la sabiduría, quién era él. “Era el tiempo”, le respondió.
La sabiduría sonrió y con un profundo conocimiento respondió:”Porque sólo el tiempo es capaz de apreciar el valor del amor”, como nosotros lo hacemos en este momento.
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