Diciembre 23, 2024
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Museo Nacional de Antropología exhibe joyas evangelizadoras
IMPULSO / CDMX

Simultáneamente a la invasión militar, distintas órdenes religiosas arribaron a Nueva España con la misión de “plantar el Evangelio en los corazones de aquellos infieles”, esa empresa de conquista espiritual es narrada a través de un valioso corpus bajo custodia del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A fin de reflexionar sobre este proceso que para los frailes supuso una travesía por tierras y palabras ignotas, se inauguró la muestra Evangelización en lenguas indígenas.
Siglos XVI a XVIII, que presenta medio centenar de materiales para el adoctrinamiento, entre catecismos, confesionarios y sermonarios, así como vocabularios, artes y gramáticas, testimonio de la titánica labor de estos misioneros, a quienes se considera los primeros lingüistas de América.

Como lo destacó el historiador Antonio Saborit, director del MNA, la evangelización constituye uno de los procesos culturales más importantes por su proyección en la formación de México como nación pluricultural, y de los mexicanos como población pluriétnica.

En un recorrido por la muestra, Baltazar Brito y Alfonso Pérez Luna, titulares de la BNAH y de la Dirección de Lingüística, respectivamente, explicaron que las lenguas de los vencidos no tenían parangón alguno con el castellano o el latín.

Para acometer su empresa, los frailes idearon distintos métodos como los memorísticos y de recitación, mímicos y pictográficos o nemotécnicos por asociación fónica y de objetos, que finalmente resultaron infructuosos.

“La llave estaba en el conocimiento de las lenguas indígenas, vía infalible no sólo para comunicarse y llevar a cabo la predicación, sino para componer obras y ayudar a otros a conocerlas, por ejemplo, mediante vocabularios, artes y gramáticas.”, sostuvieron.

Evangelización en lenguas indígenas. Siglos XVI a XVIII, abunda primeramente en el conocimiento y la sistematización de las lenguas indígenas, ilustrándola con vocabularios, artes y gramáticas.
El segundo apartado muestra los instrumentos utilizados en la evangelización, llámense catequesis, doctrinas, confesionarios, y por último se encuentran las “obras mixtas”, que aúnan ambos aspectos: conocimientos sobre la lengua y herramientas de adoctrinamiento.

Se trata de obras escritas o impresas en lenguas como el náhuatl, maya, totonaca, purépecha, huasteco, mixe, cakchikel, chontal, mayo, trique, zoque, tarahumara, otomí y zapoteco; en la mayoría de los casos con su contraparte en castellano.

Es posible admirar el Arte de la lengua matlatzinca, del fraile agustino Diego Basalenque; el Vocabulario maya-español, de Juan Pío Pérez Bermón; o el Arte de lengua totonaca conforme al arte de Antonio Nebrija, de Joseph Zambrano Bonilla.

En la muestra destaca “La Obediencia” y “La Instrucción”, ambos de 1523, que formalizaron el proceso evangelizador.
El primero contiene una serie de recomendaciones, en español, que los misioneros debían observar en su prédica; y el segundo, redactado en latín, es el documento oficial mediante el cual se envió a fray Martín de Valencia y a doce hermanos a cristianizar la Nueva España.

Joya aparte es el Vocabulario en lengua castellana y mexicana, de fray Alonso de Molina, quien aprendió náhuatl a temprana edad y sirvió de intérprete a los franciscanos. Esta copia salió de la imprenta de Juan Pablos en 1555, y fue utilizada para anotar los equivalentes en otomí, logrando un valioso diccionario trilingüe. Pero no sólo posee anotaciones sobre el léxico, sino que incluye frases y rúbricas de quienes lo tuvieron entre sus manos, caso de Francisco Salazar, fundador del Colegio de Tlatelolco.

  • La primera orden en llegar fueron los franciscanos en 1523, con tres miembros que se distinguían por su observancia: Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Uroa.En 1526 llegarían los dominicos, y en 1533, los agustinos. Casi cuatro décadas más tarde, en 1572, entrarían en escena los jesuitas.
  • Los agustinos abarcaron porciones de los actuales estados de México, Hidalgo, Guerrero y algunas zonas de la huasteca. Por su parte, la Compañía de Jesús extendería sus tareas más enfocadas a la educación, hacia el septentrión novohispano.