IMPULSO/Leo Augusto
Si la tendencia se mantiene, la única diferencia entre el casi extinto PRD y Morena será el sometimiento de la izquierda al juarismo guadalupano de Andrés López Obrador, quien está urgido de votos y clientelas, mas no de salvar a México, todo para satisfacer su vulgar ambición de poder.
Desde Francisco Chiguil, recordado por el caso New’s Divine y ahora precandidato en la GAM, la corrupta Maricela Contreras regresa por más a Tlalpan, Víctor Hugo Romo aspira a gobernar nuevamente la Miguel Hidalgo, a pesar de la fiesta en la Rotonda de las Personas Ilustres y del expediente abierto por malos manejos durante el periodo 2012-2015 en la PGJDF, y “El señor de las ligas”, René Bejarano, es el nuevo operador de territorio de la científica Claudia Sheinbaum. La lista es larga, pero al final, es el mismo perro con distinto collar.
Pero déjeme contarle una pequeña historia, en octubre pasado, mientras en el multifamiliar Tlalpan los damnificados “pasaban las de Caín” por los daños ocasionados tras el sismo del 19 de septiembre, el entonces diputado perredista de la ALDF, Víctor Hugo Romo Guerra, la esperanza legítima de Miguel Hidalgo, consiguió que la Secretaría de Desarrollo Económico capitalina pintara, “sin costo”, las fachadas del Multifamiliar Tacubaya, obra arquitectónica del siglo XX y gemela de la que fue afectada.
El gestor de dicha iniciativa fue un “mapache pequeñito” de Romo, Julio César Higuera Elizondo, administrador de dicho condominio y representante vecinal de la colonia San Miguel Chapultepec desde hace cinco años, apoyado políticamente por Romo.
El representante vecinal de la colonia San Miguel Chapultepec se ha encargado de cuidar los intereses de Romo en dicha colonia y ha convertido las áreas comunes del Multifamiliar Tacubaya en madriguera de mapaches durante tiempos electorales.
Desde ahí se reparten despensas y se compran votos. Ahí, Romo organiza el reparto de juguetes el Día de Reyes, festeja a las madres, se da “baños de pueblo” y con la gestión de pintura que realizó, pintó de amarillo y negro el multifamilar. Faltaba más.
El pasado miércoles 10 de enero, me encontré con Higuera Elizondo afuera de dicha unidad, lo saludé, le di un abrazo de Año Nuevo y le expresé mis mejores deseos para el año que inicia. Antes de ser “mapache”, es vecino de Tacubaya.
Al final, le pregunté por qué había permitido que pintaran tan bonito multifamiliar, de amarillo-negro “perredé”. El tipo me miró lleno de rabia, se quitó una prótesis dental y se me fue a los golpes. “El Gordo” no estaba cerca para ayudarme, el resultado: una lesión más o menos grave de quien esto escribe en la mano izquierda; un intento de extorsión por parte del “mapache” rabioso de Víctor Hugo Romo: “Te pago las curaciones, pero me firmas un escrito donde te desistes de cualquier denuncia en mi contra”. La respuesta fue negativa.
Higuera, como en la primaria, corrió a levantar una denuncia ante el juez cívico contra “Leo Augusto”, detalle que reveló la verdadera intención de la agresión, amedrentar al periodista, no al ciudadano.
Más tarde, Óscar Figuerola, responsable de prensa del “rotondo” Romo, realizó la misma oferta: dinero a cambio de no “satanizar” en este espacio a Romo. Bateado. Luego vinieron las intimidaciones en redes sociales de los “vecinos” de la colonia Tlaxpana, donde Romo es rey.
Vino la denuncia pública en redes sociales y está en proceso la presentación de las denuncias legales correspondientes contra Julio César Higuera Elizondo y Víctor Hugo Romo Guerra. Está en trámite la integración de quien esto escribe, al mecanismo de protección de periodistas de la Secretaría de Gobernación. Figúrese.
Por ello, responsabilizo de cualquier daño a mi persona, familia o patrimonio a Julio César Higuera Elizondo, representante vecinal de San Miguel Chapultepec; a Víctor Romo; al dirigente de Morena en la Ciudad de México, Martí Batres Guadarrama y a Andrés Manuel López Obrador, estos dos últimos por solapar a Romo (al igual que a José Luis Abarca en su momento), como precandidato a la alcaldía en Miguel Hidalgo.
