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¿Un camino imposible a Los Pinos?

IMPULSO/Alberto Aziz Nassif

Andrés Manuel López Obrador se quedó en 2006 a medio punto porcentual de ganar la Presidencia; en 2012, quedó 6% debajo de Peña y ahora, para 2018, puntea en las encuestas. Nadie sabe cuál será el resultado del primero de julio de 2018. Sin duda, AMLO es uno de los fenómenos políticos de estos años. Alguna vez, Carlos Monsiváis dijo que AMLO era el político más atacado después de Francisco I. Madero. Hoy, se lanza en el tercer intento y ya se ha puesto en el centro del debate por su propuesta de amnistía para pacificar el país, la que ha generado un linchamiento.

A López Obrador se le han acumulado los adjetivos, desde los que lo calificaron como un “peligro para México”, los que lo ubicaron como un “mesías tropical”, más adelante llegaron los de ser un “populista”, hasta llamarlo un “priista” de la vieja guardia porque ahora es el reino de los tecnócratas. AMLO también se ha hecho famoso por algunos calificativos en contra de sus adversarios como “la mafia del poder”, “cállate chachalaca” o “al diablo con sus instituciones”. El político tabasqueño ha estado durante mucho tiempo en el ojo del huracán, es centro de debate y sus pronunciamientos se discuten con ferocidad. Su participación en la vida del país ha dejado poco espacio para la mesura; se dice que al Peje, como se lo nombra popularmente, se lo ama o se lo odia. Ha logrado ubicarse dos veces en la final de la competencia y todo indica que llegará a otra final en 2018.

En 2006, tuvo 14 millones 756 mil votos y en 2012 llegó a 15 millones, 896 mil votos, es, sin duda, un apoyo muy importante y se puede interpretar de distintas maneras, es un político que ha logrado aglutinar un polo de resistencia al actual modelo económico y a las consecuencias sociales que ha dejado como la pobreza de más de 50 millones de mexicanos o la violencia de decenas de asesinatos dolosos. Ha sido una voz en contra del fenómeno de la corrupción y se presenta como un actor político que quiere cambiar el país. Su paso por la Ciudad de México como jefe de Gobierno lo posicionó para competir por la Presidencia. Con resultados positivos y negativos, logró plantear una agenda cotidiana de temas nacionales. Se salió del partido en el que militó (PRD) y formó otro (Morena), con lo cual fragmentó a “la izquierda [sic]”, pero ha logrado vaciar al perredismo, que poco a poco se ha quedado sólo con sus tribus, con menos bases y menos votos; el PRD que queda ha decidido aliarse con el PAN para el 2018.

A pesar de tener capacidad para mantenerse como una opción vigente, con AMLO no hay mucho espacio para las sorpresas. Para una buena parte de las clases medias y altas, se trata de un “peligro” que es necesario evitar casi a cualquier costo, representa una amenaza a sus intereses. Para algunas voces académicas y del medio intelectual, AMLO representa una propuesta simplista, religiosa, que no entiende la complejidad de los problemas.

El 20 de noviembre pasado, Morena presentó su Proyecto de Nación 2018-2024, un largo documento en donde plantea múltiples proyectos sobre los temas más importantes de la agenda pública (desarrollo económico y social, trabajo, democracia, seguridad, cultura, educación, etcétera). Se trata de un texto sobre el que se puede hacer un análisis amplio, pero aquí sólo diremos que tiene un exceso de temas, falta jerarquía y hay una apuesta muy personal de AMLO. De este texto se tendrá que pasar a un documento sintético con tesis básicas y, sobre todo, con los mecanismos concretos para lograr esos cambios.

Si comparamos el México de 2006 con el actual, encontramos un agravamiento de fenómenos complicados de resolver. AMLO cree que con su ejemplo y voluntad se podrán resolver los problemas. Es importante el ejemplo personal, pero también hay que rescatar las instituciones atrofiadas y construir derechos. Sólo así se podrá mejorar la distribución del ingreso, acotar la corrupción, bajar la violencia y construir un Estado de derecho. @AzizNassif

DATO:
No son “locuras” como dice Anaya o un salto al vacío como dice Meade. ¿Representa AMLO una ruptura política con el actual pacto de impunidad que domina el país y que ha sido construido por gobiernos del PRI y el PAN?, ¿será otra vez un camino imposible a Los Pinos?

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